Trescientos millones de euros, unos 210 se le deben a entidades financieras, y los 90 restantes a distintos proveedores y acreedores. Con estos números y la imposibilidad de refinanciarse, el Aeropuerto de Ciudad Real no ha visto otra salida que declarar el concurso de acreedores.
Una verdadera pena, pues el aeropuerto suponía una iniciativa de gran valor; no obstante abrió sus puertas como el primer aeropuerto internacional de carga y pasajeros de España gestionado con capital privado, es decir, no dependiente de AENA. Ello le permitía cobrar unas tasas entre un 30% y un 40% más baratas que las de los aeropuertos del ente público, haciendo así una sana competencia que ya venía haciendo falta.
Parking de larga duración para aeronaves, puerto seco, conexión con la estación del AVE mediante lanzadera, terminal de pasajeros con zona comercial y una capacidad máxima para cinco millones de pasajeros anuales, infraestructuras para convertirse en el segundo aeropuerto español en tráfico de carga, en fin, un proyecto grandioso.
Tanto, que en sus inicios pretendió llamarse “Aeropuerto de Madrid-Sur”. Algo que no necesariamente era descabellado, ya que se encontraría a aproximadamente una hora en tren del centro de Madrid, parecido a lo que se tiene en los aeropuertos de Londres-Stansted o Frankfurt-Hahn. Sin embargo, presiones del gobierno de Esperanza Aguirre terminaron por minar semejante iniciativa.
Como todo gran proyecto empresarial, y más si es de capital privado como éste, es de esperar que en sus inicios se basara en un buen plan de negocio. Ya sabemos que los planes de negocio no son exactos, pero son la carta de presentación a los futuros socios, impulsores y patrocinadores de los proyectos, por lo que aún siendo ambiciosos, al menos deben tener un mínimo de realismo.
En el plan de negocio del Aeropuerto, se pretendía superar a Barcelona en toneladas de carga en sólo 5 años
En el plan de negocio del Aeropuerto de Ciudad Real, se estimaba un tráfico de pasajeros de entre 70.000 y 80.000, y un manejo de 35.000 toneladas de carga, y eso sólo en el primer año. Para hacernos una idea, sería ponerse al nivel de aeropuertos como los de Salamanca, León o Badajoz en cuanto a pasajeros, y al nivel de San Sebastián o Granada en cuanto a carga. Si uno piensa en la población y situación geográfica de Ciudad Real y alrededores y en las de estas ciudades, parece muy adecuada esta comparación, pero quizá no para el primer año, un poco ambicioso, ¿no?
Pues no, nada comparado con los datos previstos para el quinto año de vida del aeropuerto, clave en el plan de negocio pues suponía el año de entrada en beneficios. 2,8 Millones de pasajeros y 90.000 toneladas de carga. Ahora ya estamos hablando de estar a la altura de aeropuertos como el de Bilbao o Menorca en cuanto a pasajeros, y superar al de Barcelona en toneladas de carga, teniendo por delante sólo a Barajas.
Estos números hubieran sido un poco más realistas si de verdad el aeropuerto de Ciudad Real hubiera sido la alternativa a Barajas como aeropuerto de Madrid-Sur. El problema es que a la hora de tomar una decisión sobre qué hacer con un aeródromo tan saturado como el de Barajas, se optó por ampliar en lugar de construir un segundo aeropuerto alternativo. En Ciudad Real ya lo sabían antes de comenzar con las obras.
Los bancos y cajas españoles no sólo han dado dinero con los ojos cerrados a las promociones inmobiliarias de viviendas, como muestra el ejemplo del Aeropuerto de Ciudad Real. Aunque en retrospectiva quizá sea más fácil ver que los pilares en los que se iba a sostener este aeropuerto no eran muy fiables, es necesario que de esta crisis aprendamos que por un lado hay que ser más cuidadosos a la hora de plantear negocios y hacer previsiones, y por otro, también más cuidadosos a la hora de financiar y buscar un mejor asesoramiento. Aunque a estas alturas nuestros bancos y cajas, ya lo saben.