Ciudad Real, un aeropuerto al borde de la quebra.
Una de las primeras pasajeras del aeropuerto de Ciudad Real.
Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea es el primer operador aeroportuario en número de pasajeros. Se trata de una entidad pública empresarial, adscrita al Ministerio de Fomento y encargada de la navegación civil aérea y de los aeropuertos civiles en España. Cuenta con 48 aeropuertos y un helipuerto, casi tantos como provincias españolas por los que llegaron el año pasado 52,2 millones de turistas internacionales. Sólo el de Barajas (más de 48 millones de pasajeros), el del Prat, el de Son Sant Joan, el de Pablo Ruiz Picasso y algunos más, como el de Alicante, Gerona o Tenerife Sur, muestran resultados más que positivos. Pero una mayoría son negativos hasta el punto de que su deuda se sitúa en unos 13.000 millones de euros y algunos expertos ponen en tela de juicio el sentido de tanta infraestructura. Una de las últimas inauguraciones ha sido la de la nueva terminal del León, una base militar con actividad comercial desde 1999 que, el año pasado, movió a algo más de 92.000 pasajeros. Cuando, hace unos días, Zapatero lo inauguraba, manifestaba: “Este aeropuerto ahora pasa a tener una longitud de 3.000 metros; es decir, se sitúa entre los aeropuertos del primer nivel, de primera categoría, por ejemplo, como el de Málaga, que es el cuarto en el ranking de los aeropuertos españoles”. Pero, realmente, ¿hacía falta?
Ante el empeño de ciertas instituciones por abrir o mantener aeropuertos cuesten lo que cuesten, nos encontramos con extraños casos, como el abierto en Ciudad Real, en quiebra y con un ERE en marcha. Hace unos días, Vueling se estrenaba en él, con un vuelo a Barcelona y a París. Era la cuarta compañía que aterrizaba en Ciudad Real después de que Air Nostrum, Air Berlín y Ryanair dejaran de hacerlo, atemorizadas por el nulo negocio y por los negros nubarrones que se ciernen sobre esta infraestructura. Cierto que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ofreció a Vueling 2,3 millones de euros a través de una empresa pública creada ad hoc el pasado mes de junio para salvar el Aeropuerto. Cantidad concedida a través de la adjudicación de un contrato destinado a la realización de una campaña de publicidad y promoción del propio aeropuerto. Pero, ¿justifica esta operación la apertura de dicho aeródromo?
Que la Junta de este aeropuerto recurra al dinero público y a subvenciones para conseguir que las aerolíneas caigan en sus brazos no es ninguna novedad. Ya en julio de 2009, ante la posibilidad de que Air Berlín dejase de operar en el primer aeropuerto privado español–como había hecho anteriormente Air Nostrum–, la Junta le concedía 350.000 euros en concepto de “promoción del patrimonio cultural, histórico, artístico y cinegético de Castilla-La Mancha en sus aviones y en los destinos donde opera”. Algo parecido sucedió con Ryanair que, en junio de este año, anunciaba su retirada para dar marcha atrás tan sólo dos días después. La Junta convenció a la compañía para que se quedase y fuentes del aeropuerto aseguraron que Ryanair obtendría la consiguiente subvención, aunque no hay noticia de que aquello sucediese. El resultado es que hoy Ryanair abandonará definitivamente el aeropuerto Ciudad Real (gestionado en su crisis por el Banco de España), con la excusa de un “incumplimiento de acuerdos comerciales”.
A primeros de julio de este año, “Le Monde” publicaba un reportaje demoledor sobre el aeropuerto en el que se habla de la incongruencia de que una ciudad como Ciudad Real, con apenas 75.000 habitantes, tenga uno. “Se trata de un equipo de última generación, con una de las pistas más largas de Europa (4 kilómetros), capaz de permitir el aterrizaje del Airbús A-380, el avión comercial más grande del mundo. Sus instalaciones están preparadas para acoger un volumen de dos millones y medio de pasajeros por año. Para gestionarlo, hay 91 trabajadores directos, más unos 200 de diversas empresas concesionarias. Pero hoy –escribe el reportero del diario parisino–, un silencio de catedral reina en el inmenso hall de las salidas. El caso es que este aeropuerto sólo tiene tres vuelos semanales que gestiona Ryanair gracias a una subvención pública. La cafetería prácticamente solo sirve almuerzos a los mismos trabajadores que, lunes, miércoles, jueves y sábados, son las únicas personas que revolotean por los amplios pasillos todo el día. Una obra de esta magnitud ha necesitado invertir, de entrada, 500 millones de euros. Buena parte de ellos fueron abonados por la Caja Casitilla-La Mancha, intervenida por el Banco de España y ha debido abonar 9.000 millones de euros con dinero público. Ahora, la Junta de Castilla-La Mancha ha inyectado en el aeropuerto 140 millones más, que irán a compensar las pérdidas, enormes y constantes”. El diario parisino añade que Ciudad Real dispone una estación de TGV y del aeropuerto internacional y que Europa ya no quiere pagar más. Mientras que algunos entendidos claman: ¡Basta ya de aeropuertos de postín!