Revista Cine
Director: Paul Schrader
Hola, cómo les va, cómo va todo. Como ven, volvemos a la etapa final de la retrospectiva de Paul Schrader, ya entramos a tierra derecha y estamos corriendo los últimos metros. No es que vaya a ver todas las películas que Schrader ha hecho desde el '97 en adelante (por ejemplo, ¿para que ver su precuela de "El exorcista" si aún no he visto la original dirigida por William Friedkin?), pero cinco no es un mal número, ¿cierto? De paso les digo que me siento contento porque, además, estuve viendo "Cazador X" (la versión del '99, por supuesto), específicamente el arco que abarca a la ciudad de York, la subasta del bajo mundo y el lío con el Gen'ei Ryodan (lo que va del episodio 48 al 70), y digo contento porque es lisa y llanamente sensacional, una obra maestra que me sigue asombrando hasta el día de hoy (de hecho, veo dichos episodios por lo menos dos o tres veces al año). Por lo tanto, lo que hago es recomendarles ver esos 22 magníficos episodios. Tan sólo pensar y hablar de ellos me hace sentir bien, inspirado. Qué bonito, ¿no?
Puede que la cantinela se vaya repitiendo más de lo que esperaba, así que supongo que es mejor intentar comentar "Affliction" con otras palabras. Pero sí, "Affliction" tiene como motivo central el descenso a los infiernos del protagonista y el enfrentamiento con los demonios personales, entre otras frasecillas usadas recurrentemente en los últimos días. Y, tal como en las recientemente comentadas "The Swimmer" y "The Conversation", estos conflictos internos afectan su percepción, o mejor dicho aceptación, de la realidad. Pero esa percepción alterada o esa aceptación inexistente es distinta en este caso, en el caso de Nick Nolte, un tremendo Nick Nolte. Puede que los protagonistas de las tres cintas en cuestión busquen refugio en universos inventados en donde todo es mucho mejor que lo que la vida les ofrece, pero cada uno lo hace a su manera: Nick Nolte, en su caso, sueña. Sueña que su hija quiere estar con él, sueña que a futuro vivirá con su hija felizmente, sueña que al llegar a casa encontrará a la mujer que ama con los brazos abiertos, sueña que será respetado y querido por la gente que lo rodea, sueña con que la relación con su padre se sane y regenere. Sueños hermosos, sueños cuya posibilidad es el bálsamo para cualquier sufrimiento, sueños que nunca existirán y que por ello convierten la realidad, por comparación (y casi por necesidad), en un calvario y un infierno insoportable: la caída de la que hablamos tanto. La de "Affliction" es una historia de violencia y de soledad, de desamparo y ruina emocional. "Affliction" no es más que un viaje directamente al centro del dolor, viaje escrito y dirigido con la habitual férrea y serena mano de Schrader, y más aún, con su transparente y humana mirada. El brillante relato fluye de lo más bien mezclando el drama familiar del protagonista y la intriga criminal que surge en el pueblo en el que vive, pero más allá del argumento y sus resoluciones, lo que destaca de esta película es el tremebundo tratamiento de personajes y sentimientos, un tratamiento visceralmente meditativo (ése es el foco, siempre lo es), con un tono melancólico permanente y de constante pesimismo que convierte al fotograma en un pozo de pesadumbre y tormento. Los filmes de Schrader se caracterizan por relatar estados emocionales y no argumentos, aunque ya sabemos que el director y guionista nunca descuida sus magníficas tramas, siempre movidas por pulsiones. Además de Nolte también aparecen James Coburn, Willem Dafoe y Sissy Spacek ofreciendo poderosas (pero nada ruidosas, actuar no es gestualizar ni gritar) interpretaciones que nos sumergen aún más en la tristeza que desprende esta gran película del gran Paul Schrader. "Affliction" es dura, ciertamente, llena de derrotas y almas frágiles al borde del colapso y el derrumbe. ¿Queda esperanza alguna?