Un hombre recolecta opio en la provincia de Badakhshan, al noreste de Afganistán / Flickr
A ustedes, que leen a diario noticias sobre Afganistán, su inestabilidad política y social y la amenaza de los talibanes, seguro que les cuesta horrores responder a esta pregunta: ¿Qué pueden tener en común el gobierno afgano, la OTAN y el tráfico de heroína? Pues bien, según investigadores internacionales, la OTAN podría estar involucrada en el espectacular aumento de plantaciones de opio en Afganistán… orquestado por el régimen actual de Hamid Karzai. Aunque los talibanes son culpados constantemente de esta práctica, los vínculos familiares del presidente afgano con los cárteles de la heroína y la presencia de la OTAN en las zonas de mayor cultivo de opio parecen indicar lo contrario.
Poco tiempo antes de que la OTAN abandone definitivamente Afganistán, la situación en el país no es ni de lejos pacífica, y según diversas investigaciones es posible que el negocio de la heroína tenga mucho que ver en ello. Varios analistas internacionales han concluído que Estados Unidos, a través de la OTAN, incentiva la producción de heroína en Afganistán para contentar a los narcos quienes, a su vez, representan un apoyo sólido al gobierno de Karzai que interesa -y mucho- a los gobiernos occidentales. Pero mientras Afganistán se convierte en el mayor fabricante de opio del mundo, el negocio de la droga está dando lugar a nuevos grupos armados en el norte que ponen en peligro no solo la estabilidad y la paz en todo el país, sino también la de sus vecinos Uzbekistán y Turkmenistán: dos repúblicas (¿casualmente?) ex soviéticas que forman parte de la Comunidad de Estados Independientes, de la que también es miembro Rusia. ¿Quién dijo que la Guerra Fría pertenece al pasado?
Desde la llegada de las tropas de la OTAN, allá por el 2001, la producción de heroína en Afganistán se había multiplicado por 40 en 2011, y solo desde 2012 ha aumentado un 49% más. Sin embargo, en 1995 la producción de esta droga se había reducido considerablemente -de 3.300 toneladas a solo 185- cuando el régimen talibán decidió erradicar los campos de opio, de acuerdo con los principios del islam que prohíben el consumo de drogas (y los fundamentalistas no son precisamente los más sospechosos de saltarse esta norma). Por contra, fuentes locales e internacionales han mostrado pruebas de que las “tropas de paz” de la OTAN sí participan activamente en la producción de opio. No cabe duda de que Karzai y sus hermanos tienen mucho que ver en el negocio, pero en la zona controlada por el régimen solo hay un 20% de los cultivos totales de la planta del opio, mientras que el 80% restante se encuentra en el sur, en las áreas fronterizas con Pakistán que están controladas por la OTAN.
Mientras el cultivo de la adormidera (o planta del opio) está prohibido en Afganistán, su producción no deja de aumentar exponencialmente; y mientras occidente condena el tráfico de drogas y se escandaliza en los medios por el repunte en el consumo de heroína, estos datos apuntan a que la estrategia geopolítica en Oriente Medio es más importante. Más que la salud pública y más que la paz. Y también significa que nos mienten sin beneficio para nosotros ni tampoco para Afganistán, que está a punto de quedarse solo y con la casa sin barrer.
CLÁUDIA MORÁN
@claudiamm2