Bibi Sanubar, una afgana de 35 años de edad, viuda y embarazada, recibió 200 latigazos antes de ser ejecutada con tres disparos a la cabeza por los talibanes, que la acusaron de adulterio. Los hechos ocurrieron en público, en el insurrecto distrito de Qades. Un asesinato que no pudo ser evitado por las fuerzas extranjeras que siguen desplegadas en el país.
El crimen, con disfraz de justicia islámica, que recuerda los años más negros del poder talibán, ocurrieron el pasado 8 de agosto de 2010, en el remoto distrito de Qades, bastión de los insurrectos, en la provincia de Badguis, en la zona del noroeste de Afganistán donde están desplegadas las tropas españolas.
«Ocurrió todo en público, pero nadie denunció los hechos», lamentó Abdul Jabar, jefe de la policía provincial. Algo que indica el temor a los fanáticos y también unas convicciones retrógradas sobre la mujer y las relaciones sexuales.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 13 septiembre a las 13:04
creo que estamos pagando todos los crimenes que hicieron los cristianos con los judios hace siglos y catolicos con idem sin justificar por supuesto lo que ahora se hace mueryte de niños inocentes