Hemos empezado una nueva etapa, está afianzando su personalidad, sacando su carácter. Poco a poco ha ido dando muestras de lo que quiere y lo que no quiere, lo que le gusta, lo que no le gusta, el efecto de decir "sí" o "no", y estamos sufriendo las consecuencias. Cada vez es más evidente, llegando incluso a hacerlo continuamente, llevando la contraria en todo, por lo que hay días que llego al agotamiento total y absoluto.
Estoy saturada. Todo es una pelea, una lucha, nos levantamos y no quiere cambiarse el pañal, no quiere vestirse, desayunar sí, menos mal, ¡un respiro!, luego a jugar, si hago la cama, él quiere subirse a ella y jugar, si entro en el baño, abrir el grifo o los cajones y sacar todas las cosas, si me bajo a desayunar, quiere estar conmigo, si me siento, que me levante a cogerle un puzzle, si vamos a comer, hay que convencerle para sentarse en la trona, otra vez vuelta a empezar para cambiarle el pañal o ponerle el pijama, convencerle de que vamos a dormir y contarle mil cuentos y canciones para dormirle! ¡No hay ni un respiro! Bueno sí, este ratito en el que duerme la siesta...ufff...
Si le dices que ahí no entre, tiene que entrar, y si no le dejas, se enrabieta, así que intento rápidamente pensar en algo que le guste, antes de que sea demasiado tarde y no me escuche. Pero no siempre funciona...
Y no consigues que juegue con algo más de un minuto seguido. Es coger una cosa, y rápidamente cambiar a otra, luego la suelta y se va corriendo, vuelve, coge otra cosa, la tira, casi creo que se aburre el pobre, que nada le entretiene, por eso vamos al parque todo lo que podemos. Allí parece que se centra más, quizás porque están los juguetes de los demás niños, todos nuevos...Porque es cierto, parece que todo tiene que ser una novedad, se aburren enseguida
Cuando era bebé tuvimos que adaptarnos a su inquietud, a su alta demanda, establecer unos ritmos constantes, estables, mucha rutina. Ahora nos toca una nueva etapa, y no sé que me voy a inventar, quiero hacerlo bien y no estallar cada dos por tres. De momento he adelgazado, no hay mal que por bien no venga...
Hay ratos en los que me siento muy mal conmigo misma, porque estoy cansada y no me apetece estar con él, estoy deseando que llegue su padre de trabajar para que me releve, aunque sea para hacer la cena y así despejarme un poco. Y sé que en unas semanas estaré echandole de menos muchísimo, porque volveré a estudiar y no podré verle todo el día...
Necesito recargar las pilas...