El PIB del conjunto de África crecerá un 4,5 % en 2015 y un 5 % en 2016 gracias a la mejora del consumo interno, ya que las exportaciones siguen en niveles bajos por la crisis económica global, avanza la última edición del informe “Perspectivas Económicas de África”.
El año pasado, la demanda interna de los países africanos creció gracias al aumento del consumo de los particulares, con una clase media en auge, y por la fuerte inversión del sector público en infraestructuras, con un incremento considerable de la emisión de bonos soberanos para financiar dichos proyectos.
El informe señala a la agricultura, las industrias extractivas, la construcción y los servicios como principales motores económicos de África, mientras que las manufacturas todavía tienen un peso limitado.
Muchos países africanos han mejorado el marco legal para facilitar la implantación de empresas extranjeras, lo que ha resultado en la inclusión de Benín, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Senegal y Togo entre los diez primeros países que más reformas han realizado para estimular la iniciativa privada. Se espera que la inversión extranjera alcance los 73,5 mil millones de dólares para 2015, y va en aumento. Empujado por la inversión de China, India y Sudáfrica, principalmente. Aunque la UE sigue siendo, por bastante ventaja, el principal foco de la inversión en África, China es quien más crece. El comercio entre China y el continente creció un 22% entre 2012 y 2013, mientras que con Europa cayó un 12%.
A pesar de las buenas perspectivas para el conjunto del continente en 2015, el crecimiento variará de forma sustancial según la región, con África oriental (5,6 %), central (5,5 %) y occidental (5 %) a la cabeza, mientras que el Sahel (4,5 %) y África meridional (3,1 %) registrarán una subida menor.
África va a crecer, pero tiene obstáculos por delante. El primero de ellos es que la economía del mundo no está en una situación tan favorable como en la década de los 2000. Así, los mercados volátiles y la caída de los precios, la competitividad cada vez mayor en otras regiones del mundo y factores medioambientales podrían influir negativamente.
En segundo lugar, está la explosión demográfica que va a vivir el continente: se espera que en los próximos años se duplique la población. Para 2015 podría haber 2 mil millones de africanos, el doble que ahora. Esto genera efectos negativos, como una presión añadida sobre los recursos naturales del continente, aunque también genera una gran población en edad de trabajar. Una bendición que tiene sus peligros: se deberán crear puestos de trabajo para toda esta población creciente.
Un tercer problema, relacionado, será que esta población, cada vez más rica, querrá ver más igualdad: si las naciones son más prósperas, los ciudadanos quieren ver un mayor reparto. Un equilibrio que ahora mismo no cumple del todo el continente: la igualdad y distribución equitativa son una tarea pendiente.
La pobreza en África tiene una dimensión espacial importante, ya que en la mayoría de países se margina a las áreas remotas y sus habitantes tienen más dificultades para acceder a los servicios públicos y a los polos de crecimiento económico, que normalmente se sitúan en las grandes ciudades y sus alrededores.
Las estimaciones del Banco Mundial señalan que en 2030, y a pesar de los esfuerzos realizados por muchos gobiernos, el 19 % de la población africana vivirá por debajo del umbral de la pobreza, lo que supone que 300 millones de personas -el 80 % del total mundial- vivirán con menos de 1,25 dólares diarios.