Realistas pero con humor; irónicos y con transfondo social; divertidos pero con afán didáctico: así son los cómics que se hacen en la República Democrática del Congo. ¿Cómics? Sí: cómics, viñetas y tebeos, historietas en definitiva que sus autores publican dónde y cómo pueden. A falta de un sector editorial establecido, de una verdadera red de distribución y de puntos de venta –librerías-, los dibujantes se han sumado al carro de la autoedición y a las colaboraciones con revistas y periódicos. Entre los más destacados, se encuentra el colectivo Kin Label, que periódicamente publica la revista del mismo nombre, Kin Label Magazine, de la que ya llevan más de una quincena de números publicados. Son en total veinticinco páginas en blanco y negro, con una portada a color, en la que participan cinco autores invitados con otras tantas historias.
El coordinador de la publicación es Jason Kibiswa, un joven que a sus 28 años ya cuenta con una larga trayectoria en el mundo de la Bande Dessinée. Nacido en Bukawu, al este del país, cuando todavía se denominaba Zaire, Jason creció, como todos, influenciado por las historias de Tintín –por cierto, acusadas de racismo-, Asterix , Lucky Luck… Y con ellas nació su pasión por el cómic. Pero no sería hasta su llegada a la Universidad, ya en Kinshasha, cuando comenzaría a hacer sus pinitos en este mundillo. Hoy publica en periódicos y revistas nacionales e internacionales.
Y para dar visibilidad a lo que hacen, el año pasado celebraron la primera Feria Internacional del Cómic y la animación en Kinshasha, la capital congolesa. Allí se presentaron los trabajos de autores congoleses y de otras partes de África y también se dieron cita diseñadores extranjeros interesados en conocer lo que ofrecen desde África y asistir y participar en talleres y conferencias.
Orígenes
Aunque exista desde mucho antes, el cómic africano ha comenzado a tomar fuerza a principios de este siglo, hacia el año 2000. Desde entonces, se ha producido una eclosión, lenta pero constante, de ilustradores, viñetistas y dibujantes por buena parte de los países del continente.
En un principio, este resurgimiento se produjo a raíz de pequeñas iniciativas, en sí mismas poco importantes, pero que han ido tejiendo una importante red que se retroalimenta entre unos países y otros. Entre estos iniciadores se encuentran, por ejemplo, Afrobulles, una asociación creada en 2002 en la que participa un amplio colectivo de creadores y que tiene por objetivo "promover la cultura africana a través del cómic y, a la vez, hacer que Europa conozca los trabajos africanos".
Antes habían surgido otras organizaciones, como Acria, que ya en 1991 organizó el primer Salón de la Bande Dessiné et de la Lecture pour la jeunesse; o Irundel, en Camerún, que cada verano celebra la "Fescarhy" ( Festival International de la Caricature et de l'Humour de Yaoundé). Camerún es precisamente otro de los lugares donde más en boga está este fenómeno del cómic, y desde allí escribe Yannick, un autor de Bande Dessinée que desde su blog AfrikaBd, da a conoer la historia del 'Noveno arte' en su continente, a través de entrevistas con otros autores, reseñas de sus trabajos e información general sobre todo lo que pasa en el continente.
Y continuando con lo que parece ser una cierta herencia de los países francófonos, Argelia fue uno de los últimos en subirse a este carro, pero lo ha heho con más fuerza que ningún otro y el Festival del Cómic de Argelia (FIBDA), que celebró su primera edición en 2008, se ha convertido ya en un referente internacional par el diseño que viene de África.
Este año se celebra del 5 al 8 de octubre y tiene como lema "Bulles sans frontières" (Bocadillos sin fronteras). Seguro que da mucho que dibujar.