Esta tarde se presenta en Madrid “África y la cooperación con el Sur desde el Sur”, un libro que aboga por el fortalecimiento de esta cooperación que puede convertirse en una oportunidad para que los países
africanos adquieran cierto protagonismo en la geopolítica global y
mayor margen de maniobra en el sistema internacional.
Explica el profesor Mbuyi Kabunda, coordinador del libro, que la “cooperación horizontal” (entre dos grupos de socios en vías de desarrollo) nació en la década de los 50 y 60, y se define como un proceso destinado a “promover la cooperación técnica, económica política entre los países en desarrollo en la realización de sus objetivos comunes”.
Pero es ahora, en los últimos años, cuando los efectos de esta cooperación empiezan a ser apreciables lo que permite analizarla e intentar explicarla. Eso es lo que hacen en el libro diversos autores, que hablan de la Cooperación que están llevando a cabo nuevos actores internacionales, como India, China, Brasil y la propia Sudáfrica.
Dividida en capítulos dedicados a cada uno de estos países, me gustaría resaltar los que tratan sobre Brasil y Cuba, por ser temas de los que había oído hablar menos y me han parecido más interesantes.
Sobre Brasil, Jairo Baquero ofrece algunos datos interesantes, como que Lula ha visitado nueve veces el continente desde 2003 y el comercio con África ha crecido cerca de un 400% desde el inicio de su mandato, lo que da buena muestra del cambio de los últimos años.
Explica el autor que “la cooperación de Brasil ha buscado, entre otras cosas, fortalecer los estados africanos a nivel institucional” y se ha centrado en la agricultura, la formación profesional, educación, justicia, salud, medio ambiente, biocombustibles, transporte aéreo y turismo, entre otros, pero termina con un repaso a las visiones críticas sobre esta cooperación, pues el gigante latinoamericano busca sobre todo materias primas, mercados para sus productos y aliados en el escenario internacional.
Así, por ejemplo, Brasil concentra su interés en dos direcciones muy concretas:
- La del petróleo, a través de Petrobras, presente en Congo-Brazzaville, Guinea Ecuatorial, Tanzania, Argelia, Egipoto y Libia, con importantes inversiones en Angola y Nigeria.
- La de la cooperación tecnológica para la producción de biocombustibles, en lo que se ha dado en llamar “la diplomacia del etanol”, que ha sido éticamente cuestionable por ser una amenaza para las tierras africanas.
Otro capítulo muy interesante es el de Cuba. Un país que, ya fuera por objetivos políticos, por el "deber de compensación" (frente a la esclavitud) del que hablaba Castro o por motivos altruistas, ha realizado una enorme cooperación con África. Efectivamente, “son pocos los países africanos que no han recibido en su suelo a cooperantes cubanos o no cuentan con algunos de sus nacionales graduados en instituciones cubanas de educación superior”.
Desde que, en 1963, Cuba enviara su primera brigada médica a Argelia para prestar gratuitamente sus servicios, este país siempre ha destacado por sus esfuerzos en sanidad y educación a través de campañas de alfabetización, programas de salud, oftalmología... Asimismo, el gobierno desplegó una fuerte campaña para el mejor conocimiento de África entre los cubanos, a través de la edición de libros, cuentos africanos y obras literarias que, en su mayoría, fueron traducidos por primera vez al castellano en la pequeña isla caribeña.
Por último, se naliza la integración regional en África, intentando descifrar si podrá de verdad actuar de forma complementaria a la cooperación sur –sur o terminará reproduciendo los desequilibrios norte -sur que ya se han dado en otras ocasiones.