El tango es una música que abarca todos los sentidos. Apenas suenan los primeros acordes, el sonido evoca al viento del río, al olor del arrabal, al sudor de una milonga porteña, al café de máquina, a un balcón francés en una esquina de la Recoleta. Al aroma del tabaco en el bar Los 36 Billares.
Y todo eso mezclado con un negro azabache que no viene ni del bandoneón de Piazolla, ni del drama de Pugliese. Ni de las letras que alguna vez escribió Cortázar.
El tango y los cafés de Buenos Aires, inseparables.
Es el color de piel de la madre de todas las razas. Ya que, como sostiene el investigador de la Universidad de Yale, Robert Farris Thompson, el tango tiene, entre otros, orígenes africanos.
A muchos argentinos esto les sonará raro, ya que en las calles de Buenos Aires o de Montevideo no son las más pobladas de negros, debido a que esta zona no recibió tanta inmigración africana como mano de obra esclava durante los siglos anteriores como otros países. Es por eso que hoy cuesta imaginarse los orígenes africanos del tango, pero los tiene.
Robert Thompson explica en su libro Tango: The Art History of Love. “El número de afro-descendientes se redujo de un 34% en 1810 a menos de un 2% en 1887, cuando los inmigrantes de España e Italia inundaron la ciudad”, relata. ”Pero a pesar de que su número haya descendido significativamente, apenas uno empieza a indagar en el tango, encuentra rápidamente raíces africanas”.
El investigador encuentra una línea directa entre los bailes de África Central hacia el candombe, y desde allí una influencia que recayó en la milonga y el tango. “Un chico una vez en Palermo me dijo: ‘Yo bailo una milonga con gusto a candombe, porque así es como debe ser’. Para que veas que no estoy exagerando”, comenta Thompson en una entrevista para GoldmanSachsIsNotanAftershave.
“Pasé 10 años investigando en Buenos Aires para escribir este libro y se lo mostré a estrellas como [Horacio] Salgán y [Juan Carlos] Copes para que realicen su crítica”, continúa el autor en su esmero por demostrar que estas dos grandes figuras del tango avalaban su trabajo.
Y cuando se le pregunta cómo nació su interés, contesta: ”Mi pasión empezó el verano de 1990, cuando escuché a Goyeneche en el Café Homero y vi a Nicole bailar. Luego Salgan en el Club del Vino fue una revelación”. “Me encanta el tango, creo que resume a una ciudad de la misma manera que el fado representa a Lisboa, la samba a Río o el jazz a New Orleans. Amo el tango porque es una de las tradiciones clásicas más importantes del planeta”.
“El tango es perennemente popular porque refleja y destila los distintos humores de las personas: tristeza y felicidad”, resume Robert Thompson. “Es un privilegio escribir sobre esto”.
Ciertamente, el este baile rioplatense se exportó al mundo y se ha hecho muy popular. Difundido en los lugares más disímiles, desde Ankara a Tokio o París, es un polo que atrae cientos de turistas a las calles de Buenos Aires y Montevideo todos los años.
Pero basta de palabrerío y vamos a lo bueno: para despedirme, los dejo con un video de los geniales Maxi Cristiani y Jesica Arfenoni, campeones del Festival de Tango de Buenos Aires 2013.
VERÓNICA FURLAN – @veronicafurlan