Darme cuenta de que seguía colada por Jax fue un mal trago. Solo había formado parte de mi vida cinco semanas, hacía dos años. Pero ahora había vuelto. Se había entrometido en un acuerdo de negocios que me había costado mucho conseguir. Y, Dios mío, estaba guapísimo. Sus ojos eran de un marrón tan oscuro que parecían casi negros. Rodeados por densas pestañas, eran de una intensidad implacable. ¿De veras me habían parecido alguna vez dulces y tiernos? Jackson Rutledge no tenía nada de tierno. Era un hombre experimentado y cruel, hecho de una pasta muy dura. En ese momento comprendí cuánto deseaba desvelar el misterio de Jax. Tanto que no me importaba lo que fuera a costarme
120 páginas que se leen en un suspiro, no es que la historía sea una novedad ni nada por el estilo, solo que Sylvia Day la hace muy atractiva, pero vayamos por partes. Una pluma ágil es la que utiliza para poner al lector en contexto y en como Gia y Jax se conocieron, además no se centra solo en ellos dos, a su alrededor sobre todo en torno a Gia tenemos muchos tiburones que nadan y de los cuales no sabemos demasiado, y que quieren ganar. Sabemos que hay un proyecto en el que esta chica de familia numerosa y que tuvo que tener más de dos empleos para pagarse la universidad esta trabajando con alguien que en varias ocasiones no me dio tan buena espina como aparenta y algo más que "varios restaurantes estan en juego". Directa, sencilla y al grano en "Afterburn" el primero de la serie Cosmo Red-Hot Reads la autora juega a perder al lector introduciendo poco a poco a la familía de Gia y a la de él y aunque varios personajes secundarios que al principio daban guerra se quedan en un segundo plano, espero que para la continuación den un poco de aire fresco. Yo como lectora, me interesaba saber ¿Qué pasa con Jax? porque después de dos años aparece de la nada y justamente cuando se iba a desvelar la incognita en la ecuación la autora corta la historía. Como os decía al principio, no es el libro de mi vida, pero resulta interesante y no se hace pesado, se lee en un suspiro y justamente cuando las piezas del puzzle tan complejo que crea la autora empiezan a encajar lo corta de raiz. Ideal para una tarde de sofa, lluvia y chocolate.