Cuando me propusieron hacer estas agendas me acababa de comprar un libro japonés maravilloso, así que no dudé en plasmar algunas muñequitas del libro en las agendas, para romper la monotonía de tanta casita.
Combinando todo tipo de telas y pequeños botoncitos.
Pensando en cada una de las destinatarias.
Con la inicial de cada una para que no se líen en la oficina.
Con este despliegue de agendas para las chicas de la oficina, me despido dándoles las gracias por su cariño una vez más.¡Sean muy, muy felices!