Para predisponerte a un “desacelere” mental, físico y emocional, deberás sentirte fuerte, desearlo con toda tu fuerza interior, pensando que no solo es por tu bien sino por todos lo que te rodean (familia, amigos, entorno laboral…). Si te aplicas con esmero, tu vitalidad se verá renovada y olvidarás todo lo material para centrarte en ti, en tu interior, disfrutando de un mes de septiembre en positivo, con menos gastos y aceptando hábitos que harán que el resto de los meses también sean igual de positivos y más simplificados.

Vivimos momentos de prisas, de agobios en los que, si no te mueves o eres inquieta, no llegas a ninguna parte y que si no te mueves a la velocidad de la luz, no podrás aprovechar cada segundo de tu día como dicen que te mereces.
Desacelerar, dejar atrás las prisas y los agobios es imprescindible para recuperar:
1.- Nuestra vida.
2.- Nuestro bienestar.
3.- Nuestro ritmo y nuestro equilibrio personal.
Si no recupero estas tres cosas, o al menos no empiezo a ser consciente de que las necesito, es imposible avanzar sabiendo lo que quiero y a donde voy.
¿Qué me ayuda a mi a ser consciente de mis ideas, de mis propósitos y de cómo quiero avanzar?

