Revista Cine

'Ágora' de Alejandro Amenábar

Publicado el 12 mayo 2011 por Rugoleor @rugoleor

Ágora (Alejandro Amenábar, 2.009)

Ágora (Alejandro Amenábar, 2.009)

S/C

 

Estadísticas:

Crítica: 6,677 Público: 6,853 España: S/C Rugoleor: S/C

Espectadores: 3.484.573 Recaudación: 21.343.239,61 € Visitas: 0 Popularidad: 0,00%

 

Ficha:

Título original: Ágora

Director: Alejandro Amenábar

Guionistas: Alejandro Amenábar, Mateo Gil

Intérpretes: Rachel Weisz, Max Minghella, Oscar Isaac, Ashraf Barhom, Michael Lonsdale, Ruper Evans, Sami Samir

Productores: Álvaro Augustín, Fernando Bovaira

Fotografía: Xavi Giménez

Música: Dario Marianelli

Montaje: Nacho Ruiz Capillas

Nacionalidad: España

Año: 2.009

Duración: 129 minutos

Edad: 13 años

Género: Aventuras, Drama, Histórica, Romántica

Distribuidora: Hispano Fox Film, S. A.

Estreno: 09-10-2.009

WEB Oficial: http://www.fox.es/cinema/agora/20274/

 

Sinopsis:

Siglo IV. Egipto bajo el Imperio Romano… Las violentas revueltas religiosas en las calles de Alejandría alcanzan a su legendaria Biblioteca. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hipatia lucha por salvar la sabiduría del Mundo Antiguo con la ayuda de sus discípulos. Entre ellos, los dos hombres que se disputan su corazón: Orestes y el joven esclavo Davo, que se debate entre el amor que le profesa en secreto y la libertad que podría alcanzar uniéndose al imparable ascenso de los cristianos.

Comentario:

Alejandro Amenábar cambia de tercio y se atreve con el péplum en esta producción de 50 millones de euros que recrea la Alejandría del Siglo IV para llevar a cabo una crítica del fundamentalismo religioso de todos los tiempos. Rachel Weisz encarna a Hipatia, la astrónoma que, aunque despierta pasiones en dos hombres –su alumno (Oscar Isaac) y esclavo (Max Minghella)-, vive completamente entregada a la ciencia, compartiendo su sabiduría sin prejuicios, con cristianos y no cristianos.

Crítica:

10.10.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA

Espectáculo sin alma

El hecho de enfrentarse a un péplum intelectual es ya de por sí todo un reto cinematográfico. Así lo ha entendido el siempre sorprendente Alejandro Amenábar que, con “Ágora”, procura transportar al espectador a la Alejandría del año 391 después de Cristo. Y lo hace a través del retrato de la virginal científica Hipatia, en tiempos de la dominación romana. Fabuloso personaje y sugestiva historia, que habla del conocimiento y de los siempre nefastos integrismos religiosos, vengan de donde vengan. «Valiente, dile por fin adiós a Alejandría…» dejó escrito el poeta Kavafis, que aquí podría ser la inspiración del cineasta, por la alegórica forma de mostrar a una mujer íntegra en su heroica defensa de la civilización y contra la barbarie, así como a todo un mundo sujeto a profundas transformaciones.

Los excepcionales medios de que dispone el cine (movimientos de cámara, encuadre, diversidad de planos, gama de luces, graduación del ritmo, efectos digitales,…), tienen por objeto conferir a todos los personajes, a todos los paisajes recreados, a todos los motivos psicológicos, a todos los valores éticos, morales y espirituales, una especie de sobrerrealidad. Amenábar y sus colaboradores emplean todos estos recursos con indiscutible brillantez y espectacularidad.

Sin embargo, a “Ágora” le falta alma, intensidad dramática, vibración emocional. La cámara es a la vez un microscopio y un espejo mágico. Por eso crea un rostro inmutable, el de Hipatia (encarnada por la estupelegante Rachel Weisz), al tiempo que descubre cuánto tiene de virtual y lo que posee de oscuro o latente. Pero la película se esfuma a medida que va desvelándose ante los ojos del espectador, puesto que debe ser el propio desarrollo de la historia, su autenticidad plástica, dramática, melódica incluso, las que hagan que el filme sea un testimonio veraz. Algo que no logra esta ambiciosa y densa “Ágora”, cuya escenografía denota un excesivo preciosismo, para un personaje y una historia que implicaba una rigurosa desnudez de estilo.


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