Revista Salud y Bienestar

Agresiones a Médicos. Tribuna de opinión

Por Fat
El pasado 18 de enero, se presentó a los medios de comunicación, en la sede de la OMC, los primeros datos cuantitativos y cualitativos del Registro Nacional de agresiones a médicos en el año 2010, elaborados por el Observatorio de Agresiones de la Organización Médica Colegial.
La misión de este registro, en el que han colaborado la totalidad de los Colegios Médicos, es dar respuesta y buscar soluciones a este importante problema, que va ocupando en los últimos años una creciente actualidad y que puede convertirse en un grave problema social.
Bajo el lema "Agresiones a los médicos, tolerancia cero" este Observatorio, coordinado por el Dr. D. Alberto Becerra, secretario del Colegio de Médicos de Badajoz, ha dado sus primeros datos, que constituyen la primera herramienta que tenemos, para conocer con exactitud el problema y el terreno en el que hay que moverse para erradicar ésta lacra que afecta a la sociedad en la que vivimos.
Es Andalucía la comunidad en la que mayor número de agresiones por cada mil colegiados se han producido. Hay 3 provincias de nuestra comunidad autónoma entre las 10 primeras (Jaén, Cádiz y Málaga), destacando Jaén, concretamente con el 8,19%, como la provincia de mayor nivel de las mismas. Pero estas cifras no son del todo ciertas. No se trata de que en Jaén se produzcan más agresiones que en el resto de España, sino que ésta, es la provincia en la que se denuncian un mayor número de casos, En los años 90, se realizó en este Colegio, una campaña de sensibilización sobre la violencia contra los médicos dirigida a la opinión pública y a los propios colegiados. En ella se transmitió la importancia de que el médico que recibe amenazas, insultos o es agredido física o psíquicamente debe denunciar el hecho, no solo en su lugar de trabajo, a su superior o Gerencia, sino también a su Colegio de Médicos.
Nosotros que también tenemos un Observatorio Andaluz de Agresiones, dependiente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, presentamos el pasado año una encuesta, con datos muy similares y totalmente extrapolables a los presentados por el Observatorio Nacional, en la que el 53,6% de los médicos andaluces habría sufrido algún tipo de violencia en su entorno laboral (física o de palabra, en forma de insultos o amenazas) a lo largo de su vida; de ellos el 23% estuvieron presentes en casos de maltrato o violencia física en su centro de trabajo.
El mayor porcentaje de actos violentos contra el personal médico se produjo en el primer nivel asistencial. Más del 64% de los casos se acumulan en dicho medio, lo cual nos lleva a preguntarnos si se estará convirtiendo en un factor de riesgo ser pediatra o médico de familia.
La causa más frecuente que motiva este tipo de agresiones es la discrepancia con la atención médica recibida. Hay en la sociedad una expectativa de resultados de salud, influenciada por la publicidad del sistema e internet, que no siempre pueden garantizarse y eso es algo que el ciudadano no siempre comprende. Tenemos un Sistema Sanitario cada vez más complejo y un paciente cada vez más informado, más autónomo y más exigente lo que ha hecho que la relación médico-paciente, en permanente evolución, ha experimentado un cambio en los últimos años al que ni uno ni otro han sabido adaptarse. El segundo motivo está en su relación con la exigencia, por parte del enfermo o sus familiares, de unas prestaciones a las que no se puede atender, destacando (10%) no prescribir lo que el paciente desea (¿principio activo?). Es reseñable que otro grupo de causas están motivadas por situaciones ajenas a la asistencia médica.
Qué duda cabe que la presión asistencial, la falta de tiempo y recursos para atender debidamente a los pacientes está en el centro de todo. Cada uno de los médicos debería de tener tiempo suficiente para conocer y poder ofrecer explicaciones adecuadas a sus pacientes, no los cinco minutos de Asistencia Primaria. La Comisión de Deontología de CGM, elaboró el año pasado, una declaración de tiempos mínimos en consulta, por la que se exigía, a las Autoridades Sanitarias, dotar a los profesionales de los recursos necesarios para que puedan ofrecer a cada enfermo, "un tiempo médico decente" que les permita hacer una entrevista clínica y una exploración física en condiciones dignas y que debería fijarlo el médico en función de las necesidades de cada paciente.
Las conductas violentas, no deben permitirse en ningún caso, aunque no lleguen a la agresión física, ya que atentan contra el principio básico en el que se sustenta el acto médico y que no es otro que la confianza en la relación médico-paciente, sin la cual es imposible desarrollar la actividad asistencia a la que todos tenemos derecho.
Si queremos un Sistema Sanitario de calidad es imprescindible recuperar un espacio con garantías para el ejercicio profesional y eso es algo que solo podremos lograr a través de una acción coordinada entre la Organización Médica Colegial, las Administraciones Sanitarias y las distintas Organizaciones Profesionales de Medicina.
**Dr. Emilio García de la Torre
Presidente del Colegio de Médicos Jaén y Coordinador del Observatorio de Agresiones del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos

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