La temporada de ópera del Gran Tatre del Liceu propiamente dicha empezó el pasado con Agrippina de Händel.
Un potente reparto, digno de los mejores teatros, encabezado por Sarah Connolly y con Malena Ernman, Danielle De Niese, Franz-Josef Selig, David Daniels, Henry Waddington, Dominique Visse y Enric Martínez-Castignani y una producción dirigida por David McVicar presagiaban lo mejor que se confirmó el día del estreno.
Las cinco intensas semanas de ensayos han conseguido que la acción en escena sea fluida y que no se note nada fuera de lugar.
Sarah Connolly es una perversa y desinhibida Agrippina. La cantaba por primera vez en italiano, debutó Agrippina en la ENO en inglés.
Danielle De Niese, en su debut en el teatro, deja huella con su dominio de las tablas y Malena Ernaman, que también debutaba, nos ofreció un Come nube estratosférico.
David Daniels fue un buen Ottone y lo mismo podemos decir del resto del reparto. Es destacable el trabajo de los figurantes que ayudan a cohesionar las escenas y que el ineterés no decaiga.
La reducida orquesta bajo la batuta de Harry Bicket sonó muy bien. Jory Vinikour, al clave, también intervino en una de las escenas más entretenidas de la producción.
Sólo una recomendación: no perdérsela. Todavía quedan tres funciones, la del 26 de noviembre, a las 20:00h, será retransmitida por Radio Clásica de RNE.
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