El agua es el principal componente de todas las formas de vida conocidas. Sólo se consideran zonas habitables del Cosmos aquellas capaces de albergar agua en estado líquido. Cada molécula de agua se compone de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, dos de los elementos más comunes que existen.
La inmensidad del Cosmos contiene gran cantidad de agua. Se encuentra congelada en cometas, exoplanetas, o en lunas del Sistema Solar como Europa y Encelado. También en forma de vapor, en las inmensas nubes de gas interestelares. El agua se forma en las mismas reacciones que originan las estrellas. Cuando una estrella explota, libera al espacio todo ese agua en forma de vapor.
Pero, hasta ahora, la Tierra es el único lugar conocido que contiene agua en estado líquido. Desde hace 3.900 millones de años, el agua de la Tierra fluye en un ciclo que sustenta a todos y cada uno de los seres vivos.
Cuando decimos que tres cuartas partes de la Tierra son agua nos referimos a los océanos, ríos, hielos polares, glaciales, al vapor de agua de la atmósfera… Pero la mayor reserva de agua de la Tierra está en su interior. La parte superior del manto terrestre almacena una cantidad de agua diez veces superior a la suma de todos los océanos. Se halla en forma de vapor, y se libera en pequeñas cantidades a través de erupciones volcánicas, grietas y chimeneas submarinas. La Tierra también pierde parte de su agua, que escapa al espacio por las capas superiores de la atmósfera.
La cantidad de vida que el planeta puede mantener depende de la cantidad de agua líquida disponible. Y esa cantidad es limitada. Se renueva constatemente mediante el ciclo del agua. Así, el agua de los océanos se evapora y pasa a la atmósfera. Los vientos distribuyen las nubes y el vapor de agua por todo el planeta. Cuando se condensa, cae en forma de lluvia, o bien de nieve, granizo… Los seres vivos se sirven de ella para subsistir, y la devuelven a la naturaleza en forma de desechos o cuando mueren.
Desde que una gota de agua abandona el océano hasta que vuelve a él, pasan miles de años. Mientras, forma parte de muchos seres vivos. El agua que hoy forma parte de nuestro cuerpo, fue antes parte de otros seres humanos, y de muchos seres vivos. Antes, partió del océano y, algún día, regresará a él.
El equilibrio del agua en sus distintos estados, líquida, sólida y gaseosa, estabilizó la temperatura de la Tierra y la preparó para la vida. El hielo pesa menos que el agua líquida, flota y crea una capa que impide que escape el calor del agua que hay debajo. Las corrientes marinas autorregulan la temperatura del planeta. Por eso los océanos no se congelan.
El calentamiento global está rompiendo el equilibrio natural entre hielo y agua líquida. Los hielos polares se derriten y emiten al mar toneladas de agua muy fría que va al fondo y enfría los océanos. Las corrientes marinas pueden variar y afectar al clima de todo el planeta.
El agua posibilitó la vida, porque la vida empezó en el agua y evolucionó hasta conquistar la tierra. Es la fuente de vida de todos los seres vivos. De nosotros depende el no destruir el frágil equilibrio que nos sustenta.