Los niños, en comparación con las personas adultas, contienen una cantidad superior de agua en el cuerpo. Se estima que el 70% del peso del organismo de los lactantes está compuesto por agua, frente al 50% de un adulto. La fisiología del bebé cuenta con algunas particularidades, como una menor capacidad de sudoración y de eliminación de sustancias de desecho por vía renal, a diferencia del adulto.
Estas condiciones deben tenerse en cuenta al calcular las necesidades de agua de los bebés, que serán la base para establecer las recomendaciones de ingesta. A todo ello hay que añadir la posible dificultad de los pequeños para expresar la sensación de sed, por lo que la ingesta de agua en http://www.blogger.com/img/blank.gifsu caso puede parecer una cuestión un tanto complicada.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estima que las necesidades de agua para bebés y niños pequeños son las siguientes:
Estos valores incluyen el agua de bebida y otros líquidos como zumos, caldos, batidos o infusiones, así como el agua presente en los alimentos. Se calcula que las bebidas representan alrededor del 80% de la ingesta, mientras el 20% restante procede de los alimentos. Estos valores se consideran válidos cuando la temperatura ambiental y la actividad física son moderadas.
El primer año de vida
Lactancia materna exclusiva y a demanda durante los primeros seis meses de vida. Ésta es la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Academia Americana de Pediatría (AAP) y del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría (AEP) respecto a la alimentación que debe recibir un bebé desde que nace hasta que cumple seis meses.
Esto significa que no es necesario ni recomendable que los bebés que amamantan hasta el medio año de vida tomen más líquidos -ni agua, ni zumos, ni suero, ni infusiones, etc.-, ya que obtienen la hidratación que necesitan gracias a la leche materna. Al contrario de lo que se puede pensar, esta recomendación es válida, incluso, cuando el ambiente es muy caluroso y cuando el bebé tiene fiebre. En estas situaciones, ofrecer más a menudo el pecho, o en su defecto el biberón con leche artificial, es la mejor opción.
Alrededor de los seis meses, se inicia en la alimentación del bebé la incorporación de nuevos alimentos diferentes a la leche (materna o artificial), aunque ésta debe ser todavía su principal fuente de nutrientes durante el primer año. Cuando la lactancia materna es a demanda, tal y como se recomienda, los niños reciben suficientes líquidos y cubren en general sus necesidades diarias, que oscilan entre 800 ml y un litro de agua. Sin embargo, a partir del medio año de edad, se puede ofrecer agua al bebé varias veces al día y el niño la tomará en mayor o menor cantidad en función de su sed.
A medida que se hacen mayores, se aconseja insistir más en que beban agua. Sería interesante que los niños de 1 a 3 años tomaran entre 1,1 y 1,3 litros de agua al día, de los cuales, unos 800 o 1.000 ml provendrán principalmente del agua y, en menor medida, de otras bebidas, como zumos, infusiones o caldos. Esto supone que el niño tendría que beber unos 4 o 5 vasos de agua diarios, aunque la sed que manifieste es la mejor manera de saber cubrir sus necesidades.
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