Volver a tocar el agua. Bailar. Volver a sumergirse en el río. Volver a sentir la corriente circular y volver a salirnos de ella. Volver a la fuente a beber. Chapotear. Volver a escuchar el goteo. Volver a la aridez y de la humedad emanar. Volver a creer que todo esto es nuestro, que nos pertenece y volver a sentirlo propio.
Agua y carne es pura magia escénica. Una explosión multidisciplinar que te lleva a un mundo onírico donde se entrelaza con una realidad visceral arrolladora.
Andrea Borrallo Nieto y Blanca Buetas Gistau son unas maravillosas intérpretes que nos brindan un viaje sensorial inolvidable.
Un viaje a través de la memoria, de las emociones y de las palabras y que nos lleva a un mundo de sensaciones diversas.
Es emocionante ver cómo Andrea y Blanca nos regalan una actuación visceral y logran conectar enormemente con los espectadores, los cuales, hipnotizados por la belleza de la música y canciones, se dejan mecer y vuelan lejos.
Una obra luminosa y oscura. Agua y carne es una obra estremecedora con una manera de narrar intensa, envolvente y directa al corazón.
En su constante reflexión y en las de sus palabras que calan hondo, te llevan por diversos caminos cautivadores.
Andrea y Blanca, dentro de un escenario minimalista, construyen un universo con lenguaje propio y repleto de simbolismo, donde el juego de luces son unas extensiones de sus interpretaciones.
Estas dos jóvenes artistas nos obsequian con unas actuaciones sutiles y brillantes, con unos diálogos emotivos y repletos de sutilezas.
Por separado, Andrea y Blanca son poderosas, pero juntas forman una fuerza asombrosa y se complementan a la perfección.
La mímica en agua y carne transmiten más que la voz. Esta nos invita a poner las palabras en nuestra mente.
Blanca tiene una gran capacidad para dar vida a distintos personajes e impresiona su versatilidad.
En cambio, Andrea con su magnética voz nos transporta a lugares lejanos.
Agua y carne es el grito desgarrador de muchas personas, un disparo certero al alma. Una mirada al pasado, al presente y al futuro que no cae en saco roto, pues sigue resonando en mi memoria y mente.
Este espectáculo parece escrito por Lorca. ¡Es un verdadero regalo para los sentidos!
Es una gozada ver teatro tan bien cuidado y tan detallista.