
Desde hace algún tiempo la novela negra y policíaca, que ocupaba poco espacio entre mis lecturas, ha ido haciéndose un hueco y es el género al que me acerco cada vez con mayor frecuencia. Es por eso también por lo que siempre pido algo más, un hecho diferenciador que convierta esa novela en algo distinto al resto y esto fue lo que me sucedió con el libro del que os hablo hoy que a una atractiva portada, ya sabéis que yo para esto soy muy particular y los libros muchas veces me entran por los ojos, se unía una sinopsis sugerente en una ambientación temporal poco habitual en el género. Hoy os hablo de “Aguacero”.Sinopsis
Año 1955. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes en un pueblo de la sierra madrileña donde se está construyendo un pantano: dos guardias civiles han sido torturados hasta la muerte; el alcalde del municipio y su esposa, ejecutados a sangre fría. Un posible asesino en serie podría aterrorizar a la región mientras se desarrollan las obras. El asunto debe ser resuelto –y silenciado- cuanto antes.Siguiendo los pasos de una investigación que destapará odios, secretos e intereses ocultos, el lector se traslada a una España en blanco y negro. De fondo, el rumor incesante de la lluvia que acompañará al protagonista en su viaje a un escenario rural, remoto, casi salvaje.
El extraordinario debut de Luis Roso en el género noir es al mismo tiempo un adictivo thriller literario y una mirada nueva sobre los años más duros del franquismo.El autor
Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona y posee un máster de Literatura Española e Hispanoamericana. Apasionado de la literatura, la historia, el cine y el deporte, actualmente trabaja como profesor de secundaria en la Comunidad de Madrid. Admira a Delibes, Cela, Ferlosio, Sender, Azorín, De la Serna, Aldecoa, Barea y Martín Santos. Aguacero es su primera novela.Mi opinión
En 1955 el inspector de la Brigada de Investigación Criminal Ernesto Trevejo es enviado la sierra madrileña para esclarecer unos crímenes. Aunque en las zonas rurales la encargada de dicha labor es la Guardia Civil, este caso es un tanto especial y es que, en primer lugar, aparecieron los cuerpos torturados de dos guardias civiles, Ramón Belagua Silva y Víctor Chaparro Lorenzo (claro guiño a nuestros guardias civiles más literarios). Tras detener a un sospechoso, que terminó declarándose culpable, dos nuevos cadáveres, el alcalde y su mujer, rompen la aparente apacibilidad de Las Angustias, el pequeño pueblo imaginario donde Luis Roso ambienta su novela.

Luis Roso
Son muchos los aspectos que destacan en “Aguacero”, pero sin duda la ambientación de la época brilla con luz propia. Luis Roso, gracias a la que sin duda ha sido una ingente tarea de documentación, nos traslada a esa España de los años cincuenta con pulcritud, una España que quiere aparentar que ha dejado atrás la guerra civil. Aunque la novela comienza y termina en la ciudad de Madrid, la mayor parte de la trama se desarrolla en la sierra, en una pequeña población en la que, durante los días que Trevejo permanece allí, no dejará de llover. El autor transmite al lector la oscuridad y tristeza tanto del ambiente como de la época, una época en la que las huellas de la guerra civil aún se sienten,especialmente en poblaciones pequeñas como la que sirve de escenario a la novela, donde las rencillas entre los de un bando y otro siguen a la orden del día y a las que es fácil achacar el origen de los crímenes cometidos.Si con facilidad viajamos de la mano de Luis Roso al pueblo donde se han cometido los asesinatos, no menos detallista es la ambientación en la presa que se está construyendo en la zona. Las pésimas condiciones de vida de los trabajadores allí desplazados quedan retratadas tan fielmente como el enriquecimiento que supusieron ciertos tejemanejes para muchos afines al régimen. Si la crítica social late en el fondo de toda la novela, es especialmente en estos pasajes donde la encontramos de forma más clara a través de aquellos que, huyendo de la miseria de sus hogares, dejaron atrás sus lugares de origen en pos de una vida mejor para acabar con la misma o mayor miseria que tenían.
Secretos, miedos y silencios, pueblan una novela llena de personajes que, a pesar de haber podido caer en manidos clichés con el alcalde, el cura, el médico, la maestra, el capitán de la guardia civil…, son dibujados con mimo y naturalidad dando lugar a un fresco social de la época que acerca esta novela policíaca al género costumbrista. Aunque indudablemente Trevejo es el protagonista principal de “Aguacero”, en el amplio elenco de secundarios destaca Aparecido, un joven guardia civil encargado de acompañar al inspector y que con su inocencia pone el contrapunto perfecto a la ironía del inspector.
Una novela que, además, cuenta con numerosas referencias literarias de esas que tanto nos gusta a los lectores encontrarnos en nuestras lecturas y de las que sin duda el autor ha bebido para componer una novela que sorprende por su madurez. Conforme leía “Aguacero” costaba imaginar que me encontraba ante la primera novela de un joven autor ya que Luis Roso demuestra un gran talento tanto para las descripciones, dando lugar a una narración tremendamente visual y regalándonos en ocasiones párrafos realmente líricos, como para unos diálogos naturales e inteligentes. Con una prosa sencilla, un vocabulario variado y un estilo cuidado, el autor compone una trama llena de misterio, bien armada y con el ritmo adecuado para que, sin ser una lectura vertiginosa, no se pueda parar de leer desde la primera página hasta un desenlace coherente que deja bien cerradas todas las incógnitas abiertas.
En definitiva, “Aguacero” es el magnífico debut literario de Luis Roso con una novela policíaca que destaca por su ambientación y por la atmósfera melancólica y opresiva que envuelve a un lector que rápidamente viajará hasta una triste época de nuestro país. Ficha técnica
