Tomo Único | 547pp
10 de abril de 1912, Southampton. El Titanic, el barco de pasajeros más grande del mundo, está listo para zarpar. En su lujosa primera clase, viaja la señora Regina y sus hijos Layton e Irene, acompañados de su sirvienta, Tess, una chica de dieciocho años que sueña con llegar a Nueva York y empezar una nueva vida lejos de la familia para quien trabaja desde pequeña. Justo antes de embarcar, mientras se ocupa de unos encargos que le ha encomendado la señora Regina, Tess conoce a Alec, un atractivo viajero de primera clase. Alec es hijo de un adinerado magnate y, como Tess descubre esa misma noche, esconde un oscuro secreto: es un hombre-lobo y, además, se encuentra en apuros porque una peligrosa hermandad, cuyo líder también está en el Titanic, lo persigue para intentar hacerse con su herencia... Mientras su obsesión por Alec crece día tras día, Tess deberá enfrentarse a un peligroso juego de poderes. Y el destino se encargará de complicar todavía más la situación cuando el Titanic choque con un iceberg al sur de las costas de Terranova...
RMS Titanic zarpó el 10 de abril de 1912 desde Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York. Nunca llegó a buen puerto. El 14 de abril, su inmensa tripulación de más de 1500 almas se encontró con una cruel y gélida muerte. Esta tragedia ha traído a nuestro tiempo diversas adaptaciones, destacando la cinta de James Cameron donde un joven y sexy Leonardo DiCaprio y una inocente Kate Winslet vivían un tórrido y apasionado romance entre las gélidas aguas del océano. Claudia Gray nos ofrece la misma fórmula, pero variando un poco las especies: ¿Qué pasaría si ese Jack fuera un hombre lobo y si la damisela en apuros no tuviera nada que ver con la alta cuna? Aguas Oscuras lo dirá.
Creo que para nadie es un gran secreto que una de mis sagas favoritas es “Medianoche”, de Claudia Gray. Simplemente, adoro cómo escribe esta autora y me encanta que siempre sepa sacarnos una exclamación de sorpresa ante el giro de los acontecimientos en sus novelas. Con esta nueva historia nos sorprende en un contexto histórico y con aspiraciones tremendamente románticas y trágicas: el Titanic y su triste destino. Desde el principio tuve la esperanza de que este libro no se hundiera como el malogrado transatlántico y no me decepcionó encontrarme con una magistral ambientación, centrada en el ya olvidado 1912, la cuna de la más rancia división de clases sociales, bestial y esnobista, llena de matrimonios concertados, amistades forzadas para que las familias adineradas se acerquen y beneficien entre sí en una sociedad carcomida desde los cimientos más medievales. Y es exactamente ese carácter arribista que la autora se encarga de enseñarnos con una pluma veloz y juvenil, tal y como nos tiene acostumbrados una de las autoras más potentes de nuestro tiempo. En este viaje en el tiempo nos encontramos con Tess, nuestra protagonista, que no es una princesita de primera clase que sueña con ser libre o con ser actriz y vivir la vida salvaje; no, ella es simplemente una empleada que ve en el Titanic su oportunidad de empezar de cero. Hasta ahí nos encontramos a un personaje realista, basado en miles de vidas que se perdieron en el navío, al cual se subieron llenos de esperanzas por una vida mejor en Nueva York. Cuántos sueños truncados por el destino. No obstante, antes de embarcarse, Tess tiene un casual encuentro con un joven que le cambiaría la vida: Alec, el misterioso Alec, quien tratará de salvarla en más de una ocasión, no sólo del naufragio inminente sino de alguien que no es de fiar que espera entre las sombras a que Tess se encuentre indefensa para atacarla. Está más que visto que esta historia de amor traerá mucha cola; un hombre lobo a bordo del Titanic y una sirvienta con sueños de triunfar en el extranjero… En el desarrollo de estas aventuras, la autora mantiene el hilo y sabe desenvolverse con los caracteres de ambos y, aunque son pocos personajes los que nos acompañan, los que están son variopintos, originales y se ganan nuestro cariño rápidamente, destacando a veces los más secundarios sobre los protagonistas. El ritmo es ligero y el libro se puede devorar en un día (tal y como yo lo hice) sin resultar desordenado o aburrido; muchos de los finales de capítulo son truncados y te obligan a seguir leyendo hasta el final. Si hay algo en lo que quiero hacer hincapié es en la delicadeza que ha tenido Claudia Gray con el entorno histórico y el respeto que ha mantenido a lo acontecido en realidad ese cruel 14 de abril. Aunque tenía la oportunidad de hacer lo que quisiera, porque un autor siempre tiene el derecho de reinterpretar todo aquel acontecimiento que se le antoje, Claudia Gray nos sorprende con una muy fiel adaptación de un hecho histórico interesante y con grandes repercusiones sociales.
Pero si todo siguiera por este camino, tendríamos en Aguas Oscuras una obra maestra de la literatura juvenil, algo imposible teniendo en cuenta que ha habido aspectos que no han logrado convencerme: sin ir más lejos, Aguas Oscuras me recordó demasiado a la película interpretada por Leonardo y Kate, cayendo en los mismos tópicos romanticones que la película nos hizo gozar hace años a miles de jóvenes de todo el mundo. Teniendo esto como contrapunto, podemos adivinar miles de acontecimientos antes de que ocurran, restándole emoción a la historia y convirtiéndola en una predecible desdicha romántica. Y a pesar de que Claudia Gray se desvive por presentarnos unos personajes muy interesantes, lamentablemente aboga en todo momento por la historia romántica, en la que ahonda sin tener claro quiénes son los personajes que la interpretan, desaprovechando un magnífico escenario. Esta historia romántica me pareció sosa y no me hizo vibrar ni suspirar, no me sedujo como sí lo hizo la historia paralela de dos jóvenes secundarios que conocemos a bordo del barco. Y tal vez por el mismo motivo que la relación amorosa protagonista no me cuajó, Alec, el protagonista masculino, se me antojó típico y más repetido que el ajo. En todo momento veía a Bianca y a Baltazar (personajes de Medianoche), ya no sólo porque hubieran nacido de las mismas manos, sino porque actitudes y hasta frases se me asemejaban a las ya leídas en la saga vampírica —aunque a este “Baltazar” le faltó bastante aliño. Esto le restó puntos inmediatamente a la pareja protagonista. Lo siento, estoy harta de los tipos chulos y “aquí vengo yo”; menos mal que Tess es una protagonista “no detestable” y que destaca por su personalidad fuerte (aunque no se salva del siempre presente “flechazo a primera vista que te rompe los esquemas”). Otros personajes desaprovechados son Irene y el peculiar antagonista, a los que se les podría haber sacado mucho más jugo. Luego tenemos el final… y qué final. Podéis acribillarme, pero yo quería una historia creíble, y ese final me rompió por completo una imagen que habría sido tan hermosa como una postal de invierno. No sé si Claudia Gray tiene algún problema con los finales, pero peca de precipitada y de querer contentar a todo el mundo. Y ya sabemos lo que pasa, uno no es un billete de 500€ para conseguir gustar a todos. A mí no me convenció, es más, me pareció un final de lo más debilucho, con exceso de azúcar moreno.
Con envoltorio original, nuevo y diferente, Claudia Gray nos ofrece “Aguas Oscuras” como una salida digna a la saturada literatura vampírica pero sin perder la magia de la fantasía romántica que tanto nos gusta disfrutar. Puede que haya caído en algunas reiteraciones y se haya proyectado demasiado en la película de James Cameron o que haya sido incapaz de olvidar su exitosa saga Medianoche, pero lo que es innegable es que “Aguas Oscuras” se convertirá en su próximo pelotazo y enamorara a jóvenes de todo el mundo con su giro argumental hacia el pasado y su magistral combinación de realidad y ficción.
Claudia Gray es el seudónimo usado por Amy Vincent para firmar su producción literaria. Su serie de Medianoche ha resultado un éxito a nivel internacional dentro del mundo de la literatura para jóvenes adultos, logrando encaramarse a la lista de los más vendidos del New York Times. [Fuente: Lecturalia]