Paseando por sus calles a todos les llama la atención uno de sus emblemas: su castillo. Y es que cuando recorres Aguilar de Campoo con un poco más de atención te das cuenta del gran enclave estratégico que fue y sigue siendo. Además de conservar su fortaleza dispone de un extraordinario casco-histórico en el que aún afortunadamente se pueden ver restos del gran recinto amurallado que tuvo que guardar muy bien a la villa realenga y sus pobladores en la Edad Media.
Partes de muralla que se pueden ver en La Barbacana, la Avenida Ronda, La Cascajera, la Avenida Constitución, etc. Pero si hay algo que llama la atención de los visitantes y que son muy apreciadas por los aguilarenses son sus puertas, por las que transitan diariamente y que dan una gran belleza a toda la localidad, declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1966.
En la actualidad, la zona amurallada de la villa ocupa una superficie de 190.000 metros cuadrados, tiene una forma aproximadamente rectangular y se extiende longitudinalmente de este a oeste a lo largo de unos 750 metros lineales y de norte a sur mide en su punto máximo unos 320 metros lineales. Conserva dos puertas en torres fortificadas y cuatro puertas secundarias.
Aguilar mantiene seis puertas: Barbacana, también denominada del Paseo Real y del Monasterio; Tobalina además conocida por la del Barrio Judío; San Roque junto al Molino del capitán Malla; Tenerías, Portazgo ó de la Santísima Trinidad; de la Cascajera; y la de Reinosa, Burgos e incluso el Arco.
De la sección de la autora en "Curiosón".
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