Revista Cine

Agurtzane Estrada e Iñaki Urdangarin, huesos y sentimientos de cristal

Publicado el 02 junio 2015 por Alfonso65 @AlfonRoldan

Agurtzane Estrada e Iñaki Urdangarín (sí, has leído bien y anécdotas tiene para aburrir) han parido un librito mágico tal como os conté hace cosa de un mes: Sentimientos de cristal. Leí el libro y busqué a Agurtzane e Iñaki por el bilbaíno barrio de Santutxu. Allí se celebraba la I Feria del Libro del barrio y allí estaban ellos desprendiendo vitalidad y sonrisas, atendiendo a todo aquel que se quería acercar. Iñaki en su silla de ruedas y Agurtzane en pie sin perder ojo. Empezando por el final, os diré que Agurtzane ha puesto en positivo la crisis de los 50 y que Iñaki es un "soldado raso del amor" a quien, según cuenta con gracia, a eso de los 18 años, los militares fueron a buscar a su casa para hacer el servicio militar. Si en el amor es soldado raso, en las milicias, evidentemente no llegó ni a recluta. Pero es lo que tiene la "inteligencia militar", que diría Groucho Marx.

"¡A tomar por saco! Es el momento del cambio", se dijo Agurtzane, "voy a hacer lo que quiero". Y lo que quería era escribir y publicar su sentimientos, Sentimientos de cristal. A Iñaki le conoció por facebook y fue quien la empujó "sin normas" a lanzarse a la aventura, una aventura mágica con sólidos pilares porque como dice Iñaki "todo el mundo tiene derechos y obligaciones con la sociedad". Esa base es la que hace que parte de lo que se recauda por los Sentimientos de Cristal vayan a parar al niño Lucas Argoitia, embajador de la Osteogénesis Imperfecta (O.I.), o sea, los huesos de cristal, la misma enfermedad que padece Iñaki.

Agurtzane, con tanto brillo en los ojos como elocuencia va relatando su aventura. Cómo tuvieron que crear una asociación para poder donar una parte de la venta del libro; cómo esa asociación no tiene límites a la hora de aportar herramientas que ayuden física y emocionalmente a quien lo necesite; cómo de una forma casi mágica todo va surgiendo; cómo una cosa lleva a la otra...

Entre sorbo a un zurito y mordisco a un pintxo de tortilla con setas me cuenta Agurtzane que ella es de Barakaldo, ¡jolín! aunque recaló en Bilbao, en su Santutxu. Desde su infancia en Barakaldo, con cinco o seis años, escribía. Piensa que escribir "es una forma de ahorrar en psiquiatras", y no falta razón. "Cuando estás cabreada, o tiras cosas al suelo,
o escribes, y creo que es mejor escribir", explica con seguridad. Y claro, yo asiento.

Y ella misma se convierte en un libro abierto cuando me habla de sus Sentimientos de cristal, "muchas personas me dicen que se sienten muy identificadas con los textos porque todas las personas nos sentimos, de alguna manera, incomprendidas. Eso hace que nos sintamos solas. Son sentimientos que no manifestamos". Asegura Agurtzane que con su hijo aprendió mucho. Aprendió por ejemplo que eso que decimos "vaya tontería", no es ninguna tontería, porque los sentimientos no son tonterías. "Eso sí, a veces te das cuenta de que puedes estar mal por una tontería".

Tiene claro la poetisa que no puedes cargar tu espalda con una mochila repleta de sentimientos que te hacen sufrir: el desamor, la muerte..., y dejar de sentir es imposible...

Claro, cuando es Iñaki desde su posición quien habla de "cosas que trastocan más que una silla de ruedas", pues te planteas muchos asuntos. "Lo malo es el run-run de dentro que te amargando, la mierda que llevas dentro y no quieres ver. El verdadero run-run no es de ciegos o cojos, sino de enfermedades emocionales a las que hay que enfrentarse", explica el soldado raso del amor. Un tipo que tiene un coche al que ha hecho tropecientos mil kilómetros. Una cuenta que es que a mí no me sale ni haciendo un Madrid-Bilbao-Madrid una vez al mes. Y es que claro, él es de Donosti y durante mucho tiempo ha estado yendo y viniendo sin parar a Cantabria...

Agurtzane e Iñaki no paran. Sólo hay que ver sus perfiles en Facebook. La más inminente convocatoria es el próximo día 6, una cena solidaria. Y luego el certamen de octubre, y el festival multicultural..., un no parar que sólo pueden llevar a cabo con la energía que transmiten e intercambian, que sólo pueden, podemos llevar a cabo despojándonos de miedos o como dice el gran Iñaki , "tirando las muletas emocionales y echando a andar".


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