En la última década del pasado siglo buscaba rostros por nuestra montaña para añadirlos a una serie que salía un dia señalado de la semana en un diario regional. Fueron más de 50 entrevistas con enjundia, esas personas que se desnudan ante el cuaderno y empatizan enseguida con el lector que descubre en ellos, como antes descubriera el entrevistador, una buena dosis de ingenio y de sabiduria.
Tanto me sorprendieron, tanto aprendi, que sus vidas llenaron mi equipaje y se muestran generosas hoy en muchas de las reflexiones que traigo a esta columna.
Pero hoy quería detenerme en Agustín Fernández Merino, de Lores, licenciado en Ciencias Químicas por la Complutense de Madrid, que por aquellos días sorprendía con un libro de recetas editado por Estudios Superiores del Escorial, Tesoro de los Remedios Secretos de Evónimo Filiatro que traduce al castellano, junto a Andrés Manrique, con una extraordinaria introducción y biografía sobre Conrad Gesner.
Yo no sabía que Agustín había muerto, como nos pasará a nosotros cualquier día, y no voy a derretirme en alabanzas que a él no le gustarían. Simplemente decir que me contó como nadie las leyendas que se han suscitado siempre en torno a las cuevas del contorno: la de los ratones, donde uno dejaba de ser niño cuando ya no podía pasar por ella y dobre todo la del Neredo, donde la gente del pueblo creyó que había un tesoro y hasta se armó una galeria como en las minas del contorno para dar con ello.
A los doce años inició sus estudios en el seminario menor de Salamanca y después en Leganés. Y fueron diversas y muy importantes las publicaciones que nos deja, porque era enorme su curiosidad, como enorme era su sentido de la amistad.
¿Saben lo que valoro de esta gente tan nuestra? Su deseo de compartirlo todo con el mundo al amparo de la razón y de la ciencia.
De la sección "La Madeja", en Diario Palentino.
Entrevista de Froilán de Lózar a Agustin Fernández Merino para el "Norte de Castilla"