Revista Maternidad
“¡Me parece que ya va siendo hora que la corrijas!” Así campantemente me soltaron esta frase… y todo por qué? Por lo mismo de siempre, a Kyara le gusta ponerse la ropa al revés y algo tan simple parece ser una amenaza enorme. Y como no es posible pensar que una niña de 3 años tome sus decisiones y tengan sus gustos marcados, pues es mejor pensar que la pobre es medio tonta y que mi actitud de complacencia es el peor daño que puedo hacerle… estoy criando una inadaptada!!!
Pero que necesidad que tenemos los adultos de corregir, evaluar y avalar los procesos de los niños, de encauzarlos hacia donde a nosotros nos parece más conveniente o mejor... encima dos términos que nos significan nada en si mismos, que están repletos de condicionamientos y construcciones culturales, mejor y peor... pero que carajos es eso? no se definen en si mismos, se definen según la cultura y la historia personal y social en la que estamos inmersos
Corregir! Qué es eso de corregir!? Básicamente es decirte que algo está mal y enseñarte a hacerlo bien... pero por favor que es bien y que es mal... son solo conceptos que responden a tendencias culturales, a construcciones e imaginarios propios del entorno donde crecimos... y desde ese lugar quien soy yo para decirle a mi hija que las cosas se hacen de un determinado modo, quien soy yo para enseñarle la “senda del bien”. Mi función es acompañarla, respaldarla... no limitarla, corregirla, conducirla. Es mi principal compromiso con ella incentivar su singularidad, propiciar espacios que le permitan explorar su universo, sus horizontes y límites, motivar sus diferencias. No soy yo quien va poner las rejas de la “única manera posible”, no soy yo quien va a limitarla uniformándola ni estandarizándola, le debo mucho más que eso, le debo mi coraje para ser diferente, para cuestionar y actuar diferente, le debo mi amor por sus formas propias
No estoy aquí hablando ni de educación en valores ni de las "reglas de juego" básicas para no atentar contra la seguridad propia ni de nadie, esas cosas que además se transmiten en el hacer nunca con el discurso. Aquí me refiero a esa necesidad que tenemos nosotros de decirle el tenedor se agarra con la derecha el cuchillo con la izquierda, normas que juramos preservan las buenas costumbres y la convivencia pacifica. O vístete bien, péinate de tal o cual o modo, los zapatos se anudan de tal manera y no de tal otra, en fin todas esas correcciones que la verdad no se para que existen, para uniformarnos será, para que seamos todos igualitos y pensemos lo mismo.
En lo pequeño está lo grande, en los actos cotidianos rebelamos lo que haremos en los actos trascendentales si les enseñamos a nuestr@s a hij@s a vestirse igual a los demás les estaremos enseñando a pensar tod@s igual. Me niego a ser cómplice