Revista América Latina

Ahora los pueblos | Junín, la batalla silenciosa

Publicado el 08 agosto 2024 por Jmartoranoster

 ¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de ustedes la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal les contempla con encanto, porque la libertad del nuevo mundo es la esperanza del universo. ¿La burlarán? No. No. Ustedes son invencibles.

Simón Bolívar

Bolívar en el ciclo bicentenario

Cuando analizamos el ciclo bicentenario de la independencia de Suramérica, percibimos que aún se contraponen en nuestra región dos corrientes históricas: la primera es la impulsada por la fuerza telúrica de los pueblos que pugnan por su liberación y el ejercicio pleno de su soberanía, para alcanzar cada vez mayores niveles de igualdad. La segunda es la corriente promovida por las élites subordinadas a potencias extranjeras, que buscan mantener sus privilegios en la región más desigual del mundo.

La figura histórica de Bolívar sigue en el centro de esta disputa. Lo encontramos como símbolo, convertido en idea movilizadora de los pueblos suramericanos que hoy luchan por alcanzar su segunda independencia. A pesar de la contundencia de las medidas políticas y militares tomadas por el Libertador, que definieron la independencia del Perú y el nacimiento de su vida republicana, para los discursos historiográficos de la élite peruana, su figura es un elemento incómodo. Mientras, en el imaginario popular de esta nación andina, han continuado los esfuerzos por redescubrir su identidad, reescribir su relato histórico y reencontrarse con Bolívar.

Haciéndose necesario reiterar que cuando Simón Bolívar accede a auxiliar al Perú, lo hace en el entendido de que con su prestigio militar y habilidad política podría desenredar, a favor de las fuerzas independentistas, la caótica situación que atravesaba el virreinato, producto de las divisiones políticas y del ejército patriota, lo que significó una victoria estratégica para los pueblos suramericanos.

Junín, una estrategia y una batalla silenciosa

La batalla de Junín fue la última en la que Bolívar participó. Recordemos que había peleado en 447 combates y había cabalgado algo más de 123 mil kilómetros, hazañas que luchó junto a los pueblos. Junín se desarrolló el 6 de agosto de 1824 y fue conocida como «la batalla silenciosa», por haberse peleado principalmente entre las caballerías y solo con armas blancas.

La estrategia utilizada por el Libertador también fue silenciosa, logrando dar un giro crucial al enfrentamiento. Su audacia consistió en avanzar hacia el sur, desplazando al ejército realista de la sierra central peruana, espacios que controlaban desde la firma del armisticio de mediación entre José de San Martín y el virrey José de la Serna, quien abandonó Lima en 1821. Según la demarcación acordada, el país quedó dividido con las fuerzas patriotas, al norte, y el centro y sur andinos en manos de los realistas. Con su genio, Bolívar demostró que Lima no era Perú, haciendo fracasar las tesis centralistas apoyadas por su oligarquía sobre el control del poder político.

Bolívar no dejó pasar desapercibido el hecho de que el general Pedro Olañeta se amotinara contra el virrey de la Serna, acontecimiento motivado por la decadencia que atravesaba el imperio español. El rey Fernando VII había abolido la Constitución de Cádiz, retomando el modelo absolutista, rechazado en su propia tierra, y causando una profunda división entre sus filas. Esta situación fue aprovechada por el Libertador para avanzar sobre la sierra central peruana.

Los Gloriosos Húsares de Junín, el pueblo en armas

La habilidad táctica del Libertador consolida una brillante victoria, articulando con su liderazgo a un ejército compuesto por tropas venezolanas, colombianas, ecuatorianas, argentinas y chilenas. El combate se decide por la heroica carga de los escuadrones de los Húsares del Perú, que logran arrollar a la caballería enemiga e impedir que se reagrupara, obligándolos a retirarse en estampida.

A partir de ese momento, serán recordados como los Gloriosos Húsares de Junín, un escuadrón conformado fundamentalmente por montoneros, hombres de los Andes que tuvieron un papel decisivo en la batalla al reconocer los movimientos del enemigo y accionar bajo la audaz decisión de acometer con el coraje propio de aquellos que no tienen nada que perder, más que las cadenas que los ataban a la servidumbre, cargando contra la caballería realista y propiciando su deserción. Con Junín, el Libertador encontrará que Perú va saliendo poco a poco de su laberinto, pues logró fijar la mirada en el sujeto histórico correcto, encontrando al Perú profundo, ese que tiene hasta hoy una deuda histórica consigo mismo.

La victoria en Junín será la antesala de la derrota y salida definitiva del imperio español de Suramérica. La estrategia trazada por Bolívar y Sucre se concretará el 9 de diciembre de 1824 con la batalla de Ayacucho, donde «el conde de los Andes», el virrey José de la Serna, sería herido y tomado prisionero.

Anabel Díaz Aché

Fuentes consultadas:

Bákula, C. (2023, 17 de julio). Junín: un próximo bicentenario a tener en cuenta. El Montonerohttps://elmontonero.pe/columnas/junin-un-proximo-bicentenario-a-tener-en-cuenta

Bolívar, S. (1824, 28 de agosto). Proclama del general Simón Bolívar al Ejército Libertador en el Cuartel General del Cerro de Pasco. Gaceta de Gobierno, Tomo VI, n.° 37, pp. 21.

O’Phelan Godoy, S. (2021). Bolívar en los laberintos políticos del Perú, 1823-1826Procesos. Revista Ecuatoriana De Historia, (53), pp. 136-166. https://doi.org/10.29078/procesos.v.n53.2021.2560

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