Revista Opinión

Ahora más que nunca debemos hacernos oír

Publicado el 27 octubre 2016 por Msnoferini

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Hay momentos en los que la indignación que experimentamos debido a los constantes maltratos a los que nos vemos sometidos a diario rebasa los límites de lo que cualquier persona con un cierto grado de humanidad y cordura puede soportar, y noticias como la aparecida hoy, en referencia a la sentencia del Tribunal Supremo que da la razón a las compañías eléctricas en su contencioso contra el “bono social”, es la gota que colma el vaso de mi paciencia.

El alto tribunal con su fallo obligará a la devolución de las cantidades que las empresas eléctricas dejaron de ingresar más la correspondiente indemnización, lo que quiere decir que los usuarios volveremos a pagar un nuevo concepto de atrasos en nuestros recibos electricos, y que a partir de ahora estas deshumanizadas empresas dejarán de tener la obligación de financiar el derecho al suministro energético de los más desfavorecidos que no se lo puedan costear.

Cómo nos hemos de sentir y que confianza podemos tener en los más altos estamentos de la justicia, esos mismos estamentos cuyos miembros son elegidos por el gobierno de turno más por su afinidad ideológica que por sus méritos en la judicatura, cuando estos siempre se acaban doblegando a favor del más fuerte y poderoso en detrimento de la ciudadanía y los más débiles.

Si hace ya un tiempo vimos con estupor como el Tribunal Constitucional, ese tribunal que supuestamente tiene entre sus principales cometidos “la tutela de los derechos fundamentales y libertades públicas de los ciudadanos”, cercenaba una ley (la 24/2015 del Parlamento de Catalunya) nacida para desarrollar y garantizar el artículo 47 de la Constitución, un artículo del Título primero “De los derechos y libertades fundamentales” que deja clara constancia del derecho de todos los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, ahora le ha tocado recibir un duro revés a la lucha contra la pobreza energética.

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Queda clara constancia, como se demostró con el fallo del Tribunal Constitucional a favor de bancos y grandes tenedores de propiedades inmobiliarias y con la sentencia del Tribunal Supremo a favor de las grandes empresas eléctricas, de que el sistema está podrido y la justicia, en sus más altos estamentos, no es más que una herramienta a favor de los poderosos para desgracia del pueblo.

Ya basta de ser pisados. No podemos consentir que no se cumplan todas aquellas leyes venidas a garantizar los derechos más básicos y fundamentales, pero desde los poderes del estado no tengan problemas en legislar a favor de los más poderosos en detrimento del pueblo. No se pueden coartar nuestras libertades, aprobando leyes que castiguen a quienes abren la boca para quejarse (como fue el caso de la famosa “ley mordaza”). Y no podemos pasar por alto que las consecuencias de no tener garantizados los derechos más básicos son hambre, frio, una deficiente salud y la degradación total del sistema. Por todo ello ha llegado el momento de que tod@s dejemos de verlo a través de la televisión en el confort de nuestros salones y sólo sepamos quejarnos en petit comité y tomemos las calles. El día 29, día en el que se presupone que será investido de nuevo Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, hagámonos oír, ocupemos nuestras plazas y calles y todo aquel que pueda que se desplace a Madrid para rodear el Congreso de los Diputados.

MSNoferini

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