Ahora que vamos despacio…

Arquitectos a punto de pisar otro charco

¿Se acabará esto algún día? Y no, no me refiero [sólo] a la crisis, sino a la redundante afición tomada desde las altas esferas de nuestra profesión de recordarnos lo tremendamente versátiles que somos.

Ahora resulta que sabemos diseñar. Pero diseñar cosas, así en general, no sólo edificios. Se nos invita amablemente a dedicarnos al diseño: de mobiliario, de interiores, de pavimentos, de objetos, gráfico, editorial, lo que sea, todo vale. O mejor dicho: para todo valemos.

Pero cuidado, no se vayan a equivocar. Que cuando vayamos a una obra y haya un decorador, no venga a opinar sobre la distribución o acerca del color del ladrillo, que eso es cosa muy seria y sólo nosotros podemos decidir, que para eso tenemos un título.

Quien esto escribe es arquitecto, y suele afirmar que también diseña y pinta. Y así es, de hecho. Y mi limitado (y aún así mucho más profundo que el de la mayoría de mis compañeros arquitectos) conocimiento del mundo gráfico (diseño de logos, de identidades corporativas, de catálogos, infografías, editorial, tipográfico, web, y un casi infinito etcétera) me obliga a tenerme a mí mismo como a un outsider, y a caminar con pies de plomo cuando me enfrento a un trabajo de esa índole.

Primero por prudencia. Segundo por respeto a quienes realizan esa profesión y viven de ella. Pero especialmente porque no puedo dejar de pensar en cómo tratamos los arquitectos a quienes desde fuera pretenden hacer partes de nuestro trabajo.

Por eso me gustaría mucho que desde aquellas altas esferas se dejase de incitar e invitar a los arquitectos a dedicarse a “otras tareas tangentes a nuestra profesión”. Que se dejen de eufemismos y nos digan claramente que intentemos vivir de nuestros garabatos, si cuela. Que dejen de faltar al respeto a todos aquellos que de verdad son diseñadores, haciendo creer a algunos que somos capaces, en nuestros ratos libres o porque no tenemos otro palo que tocar, de hacer su trabajo igual, ¿qué digo igual? mejor que ellos (para chulo, chulo…). Que dejen de pensar de una bendita vez que por tener instalado un photoshop en el PC del estudio somos capaces de hacer un logo en diez minutos.

Que no dejemos que por irnos a tocar en otra banda luego no podamos tocar ni la flauta en nuestro concierto, y acabemos siendo outsiders de nuestra propia profesión.