Recepción del Rey Juan Carlos a los Jefes de Estado de los países iberoamericanos en la Cumbre de Cádiz, 2012./ Moncloa
“¿Por qué no te callas?”- como olvidar estas palabras que le espetó un Jefe de Estado a otro Jefe de Estado. Se las dijo Juan Carlos de Borbón, hasta ayer lunes rey de España, al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Y si bien esa fue una muestra de insolencia inaceptable, Juan Carlos es el primer rey español que pisó suelo latinoamericano, ni siquiera cuando América Latina era la joya de corona, ningún monarca decidió cruzar el charco. En total, visitó Latinoamérica 80 veces.
Poco después de asumir el cargo, 1976, Juan Carlos hizo su primer viaje internacional y fue a República Dominicana. Tal vez, Juan Carlos fue el primer rey que entendió que España necesitaba Latinoamérica, seguramente, más que Latinoamérica a España.
Y dentro de esta relación, la gran obra de Juan Carlos fueron las Cumbres Iberoamericanas, menos en la última, que se celebró en octubre en Panamá, fue el único Jefe de Estado que asistió a todas y cada una de las Cumbres. Era la manera que tenía de tejer las relaciones con cada uno de los países, independientemente, de su ideología política o color, pues cuando nacieron en 1991 en Guadalajara, era el único órgano regional que aceptaba Cuba, en contraposición de la Organización de Estado Americanos (OEA).
Pero los intereses de España también eran claros y el Rey Juan Carlos propició y veló por la expansión de las empresas españolas por el territorio latinoamericano. En los noventa, cuando nacieron las Cumbres, América Latina vivía sumergida en la crisis de la deuda y España en un boom económico. Así que las compañías españolas aprovecharon la situación para comprar las compañías públicas que los estados latinoamericanos se vieron obligados a privatizar. Actualmente, España es el segundo inversor en el continente, solo por detrás de Estados Unidos, y el 75% de las inversiones españolas van a América Latina.
Pero pese que en ese entonces, España necesitaba América Latina para incrementar su economía, seguramente, ahora la dependencia es mayor, porque la necesita para salir de la crisis. Así lo reconoció el Rey Juan Carlos en la Cumbre de Cádiz en octubre de 2012. América Latina no solo está viviendo su momento dorado y está en plena expansión, sino que, además, es el mercado más grande del mundo con una cultura cercana a la española. Por eso, es un destino de empresas y migrantes españoles que huyen de la crisis, pero además Latinoamérica tiene mano cualificada y empresas que ahora pueden invertir en una España en recesión.
Y desde el año 2000 hasta ahora, en América Latina han proliferado presidentes del ala de izquierda que, aunque mantienen una buena relación con el Rey, no están dispuestos a aceptar cualquier norma y menos ahora que sus economías crecen. Hasta tal punto que países como Venezuela o Bolivia han nacionalizado empresas españolas. La Paz, por ejemplo, nacionalizó el año pasado Abertis y Aena. Argentina también se sumó al carro y nacionalizó YPF, que formaba parte de Repsol. El caso ecuatoriano fue distinto, pero este país renegoció con todas las petroleras, incluso Repsol, un nuevo tratado de explotación e inversión.
En la Cumbre del 2007 en Chile, mientras el entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, hablaba, Chávez le interrumpía para pedirle que condenara al ex presidente José Maria Aznar, al que acusaba de estar detrás del intento de golpe de estado que sufrió en 2002. “Por qué no te callas”, espetó el rey, mostrando su lado más imperial, en una respuesta aplaudida por la derecha más recalcitrante, pero criticada por los sectores de izquierda y, especialmente, la latinoamericana que lo vio como una grave falta de respeto de un Jefe de Estado, el rey, a otro Jefe de Estado, Hugo Chávez.
Chávez y Juan Carlos hicieron las paces. Y dentro del buen sentido del humor que tenía el mandatario venezolano hasta le regaló una camiseta con esta frase al rey, cuando en 2008 visitó España.
Juan Carlos, con sus claros y sombras, es el primer rey que entendió la importancia que tenía América Latina para España, tanto para los malos como los buenos momentos, tanto como para crecer económicamente como para salir de la crisis.
Este monarca es tan consciente de la importancia de América Latina para España que se ha preocupado de que sus descendentes también cultiven una buena relación con ese continente. Desde hace años, Felipe, quien se presume que será el nuevo rey, es quien asiste a las tomas de posesión de los presidentes. Y este lunes, el día que el rey anunció su abdicación, su hija mayor, la infanta Elena, estaba en Ecuador donde asistió al cambio de la guardia presidencial junto al mandatario de ese país, Rafal Correa.
Si la monarquía española continúa, le tocará tejer sus relaciones con Latinoamérica en silencio, le toca callarse, porque quien gobierna América Latina son los latinoamericanos y lejos deben quedar episodios como el “¿por qué no te callas?”.
Núria Segura Insa
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