Ahorrar

Está acostumbrado a ahorrar. Así sea la mala; está acostumbrado a ahorrar. Tiene que regresar a su tierra y lo quiere hacer como siempre lo ha hecho: "Por la vía rápida y sin ningún control". Sube a un ómnibus que se halla estacionado en la misma calle y se va directo al fondo. Y se va directo al fondo para no escuchar ninguna bulla y poder descansar plácidamente, según él. El susodicho tiene que esperar que el carro se llene, para que puedan partir a su conocido destino: "Es la ley del informal". Esperar a que se llene la bendita movilidad en la cual no hay derecho a ningún reclamo. Los minutos pasan sin apuro y empieza a oler a petróleo en el interior del ómnibus. Le avisan al chofer de la emergencia que se ha suscitado de un momento a otro. El chofer ni caso les hace, él está muy entretenido conversando con una vendedora de caramelos buscando sacar provecho a su ventajosa condición. El ómnibus empieza a incendiarse, y lo hace rápidamente sin pedir permiso para hacerlo. Nuestro ahorrativo amigo no tiene tiempo de escapar; el fuego lo devora con todo su sueño incluido y como él, mueren calcinados 20 personas más sin tener tiempo a reaccionar y menos a pedir una justa explicación de lo sucedido. Las autoridades "competentes" prometen investigar como siempre, y los verdaderos culpables descansan tranquilos en su hermosa casa de campo viendo su película dominical, como lo hacen todos los fines de semana para relajarse, según dicen ellos, de los múltiples ajetreos laborales que se les presentan en su diario e indiferente vivir.

¡Compártelo en las redes sociales!