Desde que hizo su aparición allá por finales del año 2009, AIDA (Affective Intelligent Driving Agent) ha evolucionado de lo que, en sus comienzos, era un robot que hacía las veces de copiloto (daba consejos sobre al forma de conducir y las mejores rutas), a un sistema de navegación 3D que se proyecta sobre el salpicadero del coche. En esta nueva versión, AIDA 2.0, el sistema ofrece al conductor una vista en tres dimensiones de la ruta que está siguiendo o los diversos puntos de interés que existan en la misma, de forma que suponga una distracción, si bien se puede interactuar con AIDA mediante gestos (algo que puede distraer al conductor de su principal función y que es necesario mejorar).