Revista Opinión

Aiko y el Bosque Encantado (Segunda Parte) La Ruptura

Publicado el 08 marzo 2019 por Carlosgu82

Su corazón latía muy fuerte, sus manos temblaban y su caminar era precipitado, algo muy dentro de sí, le decía que nada estaba bien, sus temores se hicieron presentes. Decidió llegar a su hogar y de allí marcar  su número, para preguntarle, ¿Qué había pasado?. Colgó su chaqueta y cartera en un perchero y se dispuso a marcar. Repicó y repicó  sin responder, solo la contestadora se hizo presente. Mandó un texto preguntándole ¿por qué no había llegado al lugar acordado?.

Esa noche le costó conciliar el sueño, entre la incertidumbre, la tristeza y preocupación no la dejaron dormir.

Transcurrió el fin de semana sin saber nada de él, tendría que esperar hasta el lunes para verlo.

Esa mañana antes de ir a trabajar, como siempre realizó sus actividades, se aseó, realizó sus rituales de belleza, se vistió y una vez desayunada encaminó su trayecto a la oficina, solo una cosa salía fuera de lo normal, sentía un vacío en su estómago, era el presagio de su desgracia.

Al llegar a su lugar de trabajo, a casi unos pasos de  llegar a su  oficina se encontraba él. Hermoso, atractivo con esa mirada encantadora, ella se  emocionó y sonrió de forma suspicaz y cuando se dispuso a acercarse, él se desvió dejándola sola, sin poder emitir ninguna palabra.

Aquel evento la devastó, sintió que el aire le faltaba, tragando su llanto para no hacerse notar. Ella no entendía la actitud de Hashiro, habían compartido tanto, había abierto su corazón, compartido anécdotas y secretos que a nadie más le había contado…

– ¿Qué pasó?

-¿Por qué me ignora?

¿Me dejó de amar?.

Muchas preguntas sin respuestas. Pasaron los días y así transcurrió toda la semana, evitándola y no contestando sus llamadas, Aiko moría en silencio.

Llegó el viernes y antes de salir de su jornada de trabajo recibe un texto, – Nos vemos en el lugar de siempre.

Aiko, sintió un gran alivio,  se dijo así misma, se disculpará, me explicará todo y volveremos amarnos como antes. Maquilló sus labios, colocó dos gotas de perfume en su cuello, peinó su cabello y se dirigió al lugar.

Al llegar lo consigue en la mesa de siempre, pero ésta vez su mirada estaba oscurecida, lo saluda y cuando ella se disponía hablar, él la interrumpió diciéndole, Hikaro ya lo sabe y me advirtió que no vería más a mi hija, no podemos continuar, espero me entiendas, no me busques, levantándose del asiento y saliendo de allí.

Aiko estalló en llanto, el mundo se vino a sus pies, en su mente trastornada por el dolor,  no había razón para seguir, pensó equivocadamente, solo había una solución AOKIGAHORA.


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