Air Doll: Muñeca de aire (Hirokazu Kore-eda, 2.009)
Ficha:
Título Original: Kûki ningyô.
Director: Hirokazu Kore-eda.
Guionista: Hirokazu Kore-eda.
Intérpretes: Arata, Du-na Bae, Sumiko Fuji, Mari Hoshino, Itsuji Itao, Susumu Terajima.
Productores: Hirokazu Kore-eda, Toshiro Uratani.
Fotografía: Pin Bing Lee.
Música: Katsuhiko Maeda (World’s End Girlfriend).
Montaje: Hirokazu Kore-eda.
País: Japón.
Lugares de Rodaje: Tokio, Japón.
Año: 2.009.
Duración: 120 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Comedia, Drama, Fantástica.
Distribuidora: Golem Distribución, S. L.
Estreno: 18-06-2.010.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 14.456.
Recaudación: 82.569,41 €.
Calificación: 5,868.
Sinopsis:
Una muñeca hinchable de tamaño natural vive en un modesto piso de Tokio. No habla ni se mueve. Pero es la única compañera de su amo, un hombre de mediana edad. Él le habla, la baña y le hace el amor cada día cuando vuelve del trabajo. La rutina diaria se rompe cuando la fantasía se hace realidad. De pronto, la Muñeca Hinchable cobra vida y tiene alma. Acaba de nacer y no entiende lo que ocurre a su alrededor, aunque se da cuenta de que existe un mundo esperando a ser explorado más allá de las paredes del piso. Con el tiempo se atreve a salir al mundo exterior, y la Muñeca Hinchable se siente fascinada por todo lo que ve. Conoce a muchas personas de todo tipo, pero ninguna es capaz de explicarle lo que significa ‘estar vivo’. Un día, la Muñeca Hinchable entra en un videoclub y su mundo cambia para siempre. Conoce a Junichi, el vendedor, del que se enamora inmediatamente. Decide trabajar en la tienda, y la pareja se une más con cada día que pasa. Van al cine, recorren la ciudad juntos, como dos novios. Todo es maravilloso para la Muñeca Hinchable hasta que se corta la mano accidentalmente y empieza a deshincharse delante de Junichi.
Comentario:
Autor de las notables “Nadie sabe” y “Still Walking”, además de otras tantas ficciones y documentales, el japonés Hirokazu Kore-eda resigue con esta película su particular radiografía de la sociedad japonesa contemporánea. Un proyecto cargado de humanismo y desesperanza que se aferra aquí a las páginas de un manga de Yoshiie Goda para contar la historia de un hombre enamorado de una muñeca hinchable que goza de mucha vida. Los relatos clásicos de Pinocho o Frankenstein filtrados a través de la sensibilidad del manga.
Crítica:
19-06-2.010 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Muñeca hinchable
El manga japonés arrasa en su país de origen y tiene legión de admiradores en el resto del mundo. Por eso, un cineasta tan insólito como Hirokazu Kore-eda, autor de “Nadie sabe”, siempre supo inspirarse en los grandes ‘mangantes’ nipones, incluidos Hayao Miyazaki (“Guerreros del viento”), Katsuhiro Otomo (“Akira”), o Satoshi Kon (“Perfect Blue”), para sorprender a los espectadores con películas innovadoras, de inusitado interés. Ahora, con “Air Doll”, desarrolla un tema ya tratado con anterioridad por otros directores escorados a un cierto fetichismo, como fue el caso de William A. Seiter (“Venus era mujer”); Ed Wood (“Glen o Glenda”); Alfred Hitchchcok (“Psicosis”); Luis G. Berlanga (“Tamaño natural”); Michael Gottlieb (“Maniquí”) y Craig Gillespie (“Lars y una chica de verdad”), entre otros.
Con “Air Doll”, asistimos a los avatares que rodean la vida de un joven empleado de videoclub, relacionado como por arte de birlibirloque con una muñeca hinchable, que cobra vida de la manera más sorprendente que quepa imaginar. Arriesgado punto de partida, tratado en un tono entre fantástico y realista, valga la paradoja, sobre todo si tenemos en cuenta que el modo de vida actual provoca este tipo de situaciones, en apariencia inverosímiles, pero que no lo son tanto si asumimos la soledad inherente a muchos urbanitas deambulando entre la multitud.
Asunto de hondo calado psicológico y emocional, plasmado de forma harto superficial por el esta vez poco inspirado realizador, en un filme desequilibrado, alargado en exceso, tal vez con la intención de establecer algún puente temático y visual con el maestro de la alienación y la incomunicación: Michelangelo Antonioni (“El eclipse”). Sea como sea, el caso es que “Air Doll” no cala en el ánimo del espectador, conforme asiste indiferente a esa poco ‘sexy’ manipuladora relación, que gira y gira en torno a un punto de partida, repetida con machacona insistencia, si exceptuamos algún que otro momento aislado de singular inquietud.
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