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Aislada en la nieve.

Publicado el 01 noviembre 2013 por Bypils @bypils

En el blog Escribe Fino , proponen un ejercicio de nombre : ” Los Viernes Creativos”.

Hay que escribir una historia, a partir de una foto. Son dos posibilidades, muy diferentes. Yo me he decantado por esta que veís ( de Maroesjka Lavigne) .

Maroesjka Lavigne

Pepe y yo

Cuando veía la nieve, me emocionaba. Percibía, sin conocerlo, ese sonido del silencio, ese leve crujir muy suave, el fulgor calmante… Siempre había deseado pasar unos días en un cabañita con provisiones, luz y calor, pero…aislada por la nieve… Lo repetía de forma recurrente cuando en el Telediario veía imágenes de esos pueblos que habían quedado ocultos al mundo, por unas horas, bajo ese manto blanco que…me emocionaba…

Ahora, odio la nieve.

Ahora, nada me emociona.

Ahora… tengo que ocuparme de Pepe.

Mi Pepe. Funcionario brillante, miembro del Cuerpo Superior de Meteorólogos. Trabajaba en la AEmet , analizando patrones climáticos. Nos habíamos casado hacía veinte años y hacía cinco que yo lo odiaba profundamente.

Pepe me quería y no se daba por vencido. Hasta el final, lucho por nuestra relación. Este viaje, buscando la mayor tormenta de nieve del siglo, fue el regalo sorpresa por nuestro veinte aniversario.

Alquiló una furgoneta (aunque había overbooking y nos dieron un bus al mismo precio) y me trajo a esta cabaña. En medio de la nada.

Me encontré aquí, aislada, con Pepe y…no sé qué me paso…

No me lo explico. Fue ver ese atizador para la chimenea y Pepe, agachado apilando troncos, mostrándome la raja de su trasero. Empezó a nevar de forma increíble, pero mis ojos no dejaban de mirar el culo de Pepe. Cogí el atizador y…

He acabado de limpiarlo todo. Ya no hay rastros de sangre… Ni salpicaduras de sesos. Sólo me queda ocuparme de Pepe.

Me muevo con dificultad. Para no perder mi calor corporal, me he puesto todas las prendas que he encontrado en las maletas. Las de Pepe y las mías. Me he protegido del frío pero ando con torpeza con los brazos y las piernas abiertas. La acumulación de tejidos superpuestos no me permite la posición normal. Tengo que salir , cavar una tumba en la nieve y meter allí a Pepe.

Diré que fue a buscar gasoil para el generador y no volvió.

Cuando consigo abrir la puerta y accedo al exterior percibo el sonido de ese silencio profundo, crujidos suaves aquí y allá y el fulgor, blanco, relajante…

Y por primera vez en mucho tiempo… me emociono.

En Escribe Fino.

Nb : Son reminiscencias de La Asesina del Pollo. ; – )


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