Jugar al ajedrez en Etiopía: una pieza de magia contra el hambre y la guerra.
2.400 huérfanos viven en la misión de S. Mary's, en Wukro, al norte de Etiopía, donde duermen, estudian y trabajan para olvidar las secuelas de la enfermedad, la indiferencia o la guerra . Todos ellos podrán acceder además a ese sistema de conocimiento milenario que es el ajedrez.
Una organización, Ajedrez Sin Fronteras, ha puesto en marcha el proyecto pionero de montar una escuela en esta misión en pleno cuerno de África.
Ahora que están de moda las crónicas de la crisis, muchos de sus escenarios permanecen olvidados. Poco importan allí las opiniones de Moody's o el precio de la deuda de los estados ricos. Apenas ni se agitan por los malos augurios del Banco Mundial o del FMI. Son la gente y los países en crisis permanente, todos los olvidados.Uno de ellos es Etiopía, en el cuerno de África, actualmente asolado por una sequía pertinaz que ha desatado las alarmas de la ONU. Sin embargo, también en estas situaciones (quizás aún más en estas situaciones) se encuentran iniciativas capaces de ilusionar al más escéptico para que con repentina convicción se diga "sí, después de todo, hay futuro".
Es el caso del proyecto en el que están trabajando el misionero Ángel Olarán y Ajedrez Sin Fronteras. Tras trece años de trabajo en Etiopía, el padre Olarán tiene a su cargo más de 2.400 huérfanos en Wukro, en el estado de Tigray, al norte del país, cerca de la frontera con Eritrea. Muchos de ellos sufren precisamente las secuelas de aquella guerra olvidada que enfrentó a Etiopía y Eritrea entre 1998 y 2000. Otros se han visto afectados (ellos o sus familias) por la tuberculosis o el sida, auténticas epidemias en la zona. Pero todos ellos obtienen cuidado y formación a cargo de la misión, una formación que partir de septiembre podrá completarse con el ajedrez si la organización Ajedrez Sin Fronteras logra la financiación necesaria para poner en marcha una escuela en la zona.
EL AJEDREZ, FUENTE DE CONOCIMIENTO
¿Qué puede aportar el ajedrez en Etiopía? Álvaro Van der Brule, miembro y socio fundador de Ajedrez Sin Fronteras lo tiene claro: "El ajedrez es un excelente sistema de gestión, tanto para adultos como para niños, que nos enfrenta a la toma de decisiones y a valorar nuestras decisiones con madurez".
Y añade: "Es un deporte, un arte, una ciencia milenaria que, además de divertir, es social y acerca a los jugadores a través de su práctica al mutuo entendimiento y al concepto del 'otro'".
Quizá por ello, cuando Van Der Brule, que a sus 55 años vive por y del ajedrez, le propuso la idea al padre Olarán éste la acogió de inmediato. Para garantizar la supervivencia del proyecto y ahondar en su interés, una parte central es la capacitación de jóvenes locales para que puedan mantener ellos mismos la escuela y proporcionar clases a otros. "También se aportará material escolar, medicinas, semillas y otras opciones a considerar en función de las necesidades del proyecto", explica Van Der Brule.
La ilusión es mucha, pero la financiación en estos tiempos resulta complicada. No obstante, a fuerza de organizar partidas especiales de ajedrez, subastas o recitales poéticos para recaudar fondos, así como de dar a conocer el proyecto para que se sumen nuevos socios están seguros de que lo van a conseguir. Van der Brule apunta un último detalle para animar a los donantes: "A partir de octubre se podrán auditar en tiempo real los gastos a través de la web". Otra pieza más para hacer posible la jugada maestra.
Fuente: Diana García Bujarrabal - www.que.es/ http://feeds.feedburner.com/ajedrezcehegin