Cuenta la leyenda que la bella princesa Dilaram era la favorita del gran visir Murdaui, un gran entusiasta del ajedrez.
Muy seguro de su fuerza en el juego, y menospreciando la de su rival, el gran visir retó a una partida a un fuerte ajedrecista, siendo el premio, en caso de derrota, su favorita.
Tras un rato de juego, la partida de ajedrez alcanzó una posición aparentemente perdida para Murdaui (ver diagrama). Dilaram, conocedora de los secretos del ajedrez y ante la desesperación del árabe que no veía como evitar el jaque mate, exclamó:
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