La historia se basa en el manga homónimo guionizado por
Takahiro y dibujado por Tetsuya Tashiro. Hasta la fecha, lleva 11 tomos y sigue abierto, por tanto, el final del anime es inventado, aunque bastante bien llevado y cerrado, lo que se agradece. Por cierto, no sé si quedará en rumores, pero el manga sonó mucho como licencia del Salón del Manga de Barcelona de hace unos meses ¿Llegará finalmente? También tiene una precuela que, de momento, sólo lleva un tomo, llamada Akame ga Kill! Zero, dibujada por Kei Toru.Argumento: Tatsumi es un chico de campo que llega a la capital del Imperio para alistarse en el ejército, con la intención de ascender rápidamente, ganar dinero y salvar a su pueblo del hambre debido a los altos impuestos que tienen que pagar. Sin embargo, no lo tiene nada fácil: se separó en el camino de sus dos amigos de la infancia, Ieyasu y Sayo, no le aceptan como aspirante y una atractiva mujer le engaña y le hace perder todo su dinero. En esta situación, una joven de familia adinerada se ofrece para acogerlo en su casa.
Aún así, su suerte no parece mejorar cuando el famoso grupo de asesinos, Night Raid, ataca la mansión y acaba con los padres de la joven. Tatsumi intenta proteger a la chica pero tiene poco que hacer frente a las habilidades de Akame, una de las asesinas más famosas del grupo. Antes de que ésta acabe con él, Leone, la mujer que le engañó, otro miembro de Night Raid, le salva la vida y le muestra el motivo por el que han ido a por esa familia: En un almacén están encerrados campesinos a los que han torturado hasta la muerte como mero pasatiempo de la familia. En medio del horror, Tatsumi reconoce a su amiga Sayo, ya fallecida, y a un Ieyasu en sus últimos momentos que le explica que la joven los atrajo a su casa, les drogaron y empezaron a torturarlos. Tatsumi impide a las dos asesinas que acaben con la joven sádica para hacerlo él mismo.
Leone le ve aptitudes y decide llevarlo con el resto del grupo para que forme parte de Night Raid, una división del Ejército Revolucionario que se opone al Imperio y a los corruptos de las altas esferas, dedicado a llevar a cabo asesinatos solicitados por la organización.
De primeras, estamos ante el clásico shonen de peleas o, al menos, eso es lo que se podría pensar. Sin embargo, la trama estaría mucho más cerca de un seinen si no fuese por algunos puntos que, en general, le bajan la nota y le impiden ser todo lo que podría haber sido.
Para empezar, en el contexto de crisis y corrupción en el que estamos, la serie es plenamente actual. No es que queramos que una banda de asesinos acaben con nuestros maravillosos gobernantes, pero sí que hay cierta revolución y deseo de cambio por motivos no muy distintos. Vamos, que la empatía y el interés lo tiene desde el primer momento con cualquiera que siga un poco las noticias. Un primer problema de la serie son sus malos sin matices. Son puro mal y así es imposible que el espectador dude por un momento de a qué bando "animar", y mucho menos los propios asesinos que son hasta demasiado buenos.
Con un planteamiento tan serio como tiene, choca la presencia de un humor muy tonto y el fanservice que no viene a cuento. El final del primer capítulo, lo que sucede apenas unos segundos después de la muerte de Ieyasu es lo más insultante que he visto en mucho tiempo. Y situaciones parecidas que se dan a lo largo de la serie, la matan. Este tipo de aspectos estuvieron a punto de hacerme dejar la serie, y cuanto más lo pienso, más me convenzo de que eso debería haber hecho. Pero la seguí y durante el visionado no lo lamenté. La serie llega a ser muy intensa e impactante, con algunos momentos épicos. Pero en cuanto termina y se empieza a reflexionar sobre ella, se deshincha como un globo. Con deciros que si la reseña hubiese salido a los cinco minutos de haberla terminado le habría dado un 8-8,5 y más abajo veis lo que le dejo.
No obstante, lo peor que tiene es que llega un punto en que los casos de corrupción contra los que luchan pasan a un segundo plano en favor de los combates. La serie pierde así la poca consistencia, complejidad y fondo que tenía, y se convierte en una sucesión de batallas. Donde quizás se diferencia esta serie de otros muchos shonens, en este aspecto, es en la cantidad de muertes que se dan, hay que tener cuidado con quién se encariña uno.
Otro problema de la serie es lo unidimensionales que resultan los personajes, respondiendo a un tópico u otro cada unx. Eso no sería malo si existiese evolución, al menos en lxs protagonistas, pero Tatsumi se limita a irse haciendo más fuerte y a Akame le conocemos su pasado, y eso no es darles fondo. Más aún, Akame se la considera protagonista porque la serie lleva su nombre, pero su peso en la trama es incluso menor que cierta secundaria. Y si ambos tienen poca evolución, los secundarios nada de nada. De todos modos, personalmente llegué a cogerles cariño a la mayoría de modo que sentí las muertes de los que caen. Pero vamos, porque reconozco que soy una sensiblona, algunas fuerzan la lágrima de manera descarada.
En definitiva, una serie con un estupendo planteamiento que se ve lastrada por pertenecer al género juvenil de combates. Matices en las historias de los corruptos, profundización en los personajes, menos combates, eliminación de humor y fanservice habrían sido claves para que fuese redonda, épica. De todo lo que podría haber sido se queda en un mero entretenimiento que procura que, con sus peleas y sus momentos intensos, no te pares a pensar ni un poco, porque en cuanto lo hagas, se va por tierra.