Tic tac, tic tac.
Siempre observando, muchas veces se ha hablado y escrito de como la gente que solo se dedica a observar, pierde la vida, pero os propongo una visión diferente. En realidad, estoy viviendo muchas vidas, es como si fuera muchas personas a la vez, y viviera distintas emociones, un poco traumáticas, pero las vivo, no en la piel propia, no en mis ojos; por lo cual muy seguramente todo eso sea una interpretación del dolor ajeno.
Lo que nunca voy a olvidar, fue a una pareja peleando en público, discutían fuertemente, pero no fue hasta que la mujer empezó a golpear al hombre con las piernas, que las cosas empezaron a complicarse. El la miraba, confuso, sin entender porque este ataque de ira tan repentino, y ella solo, le golpeaba, numerosas veces, ni siquiera podía estirar las piernas en su totalidad, definitivamente, no parecía ser el tipo de mujer que hiciera eso muy a menudo, ni siquiera parecía el tipo de mujer que tuviera una buena resistencia física, y ahí estaba. Intentado que su esposo o novio, notara tal vez que había hecho mal, o buscara alguno motivo por el cual esa desastrosa situación había ocurrido.
Pero lo mas importante, paso cerca de mí.
Esta señora, vamos a llamarle…Ana, tiene dos hijos, Pedro y María. Pedro parece tener alguno problema de crecimiento extraño, principalmente porque, no crece…así tal cual, se ha quedado en la modesta estatua de un niño de 4 años, con el detalle, de que tiene nueve, por su otro lado, su voz sigue siendo chillante, su capacidad para retener tampoco ha avanzado lo suficiente como para poder decir de una buena edad mental, o como para afirmar que es todo únicamente físico. Los médicos han sacado muchas teorías, más de las que deberían, sin dar con un tema acertado. La primera, que era alérgico al gluten, luego a la lactosa, luego que expulsaba minerales y vitaminas por el orine, debido a que su cuerpo no las retenía del todo bien, la ultima teoría, casualmente, no vino de la mano de un medico del cual todos pensamos (el de cabecera), sino de un psicológico. Quien dijo que se trataba simplemente de un problema de “trastorno obsesivo compulsivo”, en consecuencia, de que, no presenta ningún síntoma que pudiera relacionarse con un trastorno psicológico, en todo caso, seria mas acertado ir a verse con un psiquiatra. Pero debido a que la ignorancia es sorda, nadie escucho los intentos de ese niño de avisar que algo está mal con él, mentalmente, si bien se ha intentado, cuando numerosas personas han podido hablar con él, y tenerle cerca, rápidamente han podido notar, que algo no anda bien ¿Pero alguien ha hecho algo?, no. Supongo que es más fácil darle un móvil, o un computador, con la esperanza de que aprenda a fingir ser normal, mientras su enfermedad sin reconocimiento, le come por dentro, para posteriormente quejarnos de errabundos, y de peso para la sociedad.
La mujer, por otro lado, presenta una salud mental bastante bien, lo suyo, por su lado, si que es un problema psicológico. Si bien, hasta cierto punto, nos atrevemos a decir que esta justificado, debido a que realmente nadie se hizo cargo de ella, ni de sus necesidades afectivas (ojo, afectivas, no económicas), por lo cual posteriormente, pudo interpretar a sus padres; no como aquellas personas que debían cuidarle y brindarle apoyo sin importar que, sino como aquellas personas, que eran un cajero, porque eso habían sido para ella. Por lo cual se abre un debate, el típico debate sobre que debería hacer un padre, cuidar de sus hijos o trabajar para ellos, o en todo caso, hasta que edad alguien debería hacerse cargo de sus hijos, tal vez cuando ya no son tan jóvenes, ya no es necesario darles tantas atenciones, pero supongo que ella, en el fondo; nada más quería saber si sus padres le quieren, pero de verdad. Si comparamos tener hijos, para luego dejarles de lado y comprarles cosas, llegamos a una conclusión a que es lo mismo que tener un perro. Un perro le das atención relativamente, y le compras cosas, muchas cosas, un hijo deberías darle atención, porque después de todo es humano, y seguramente, hasta las madres y padres a veces, en la noche, sin motivo aparente, empiezan a pensar en que habría sido si, o que habría sido sino, o que como habría sido su vida si hubieran actuado de otro modo; llegando al punto de deprimirse, en ese momento, usualmente pueden hablar con un amigo o amiga, pero los hijos si sufren de ello, deberían hablarlo con sus padres, pero no lo hacen; porque no confían plenamente en ellos.
Aclaro, no busco echar todo a los malos padres o al poco cuidado, sino que simplemente, estos casos, abarcan por esas características. A lo que diréis, ¿y el padre?, con una voz resonante, a lo que yo, en uso de mis capacidades mentales, os diré: no está.
Vive en otro país, con otra mujer, y con otra familia, fin historia, nada más que aportar.
En este tipo de momentos, suelo recordar una frase dicha por María que retumba mi cabeza, que hubiera preferido que estuviera muerto, ¿Por qué?, simple, porque si esta muerto, sabes que no puede buscarte, pero si esta vivo, y saber que te esta ignorando, y pasando de tu existencia, supongo que, debe doler.
A lo que nos lleva al otro capítulo, buscar en chicos a tu padre, nunca falla, siempre tan notorio, como la psicología, la personalidad, los principios y valores se tuercen, para así volverse a una interpretación que, escrita en palabras, no tiene el menor sentido. ¿Por qué en su sano juicio una persona buscaría a alguien que le recuerda a su padre, que la ignore y trate mal?, y aquí ya entramos en un mar de traumas de la infancino y coyunturas del carácter, que serian demasiado largas como para exponerlas en este libro o en cualquier otro. Se busca lo que se conoce, lo que sabemos que, aunque nos pasa algo malo, aunque nos duela, es nuestra casa; es lo que somos, es nuestra creación.
El humano es un ser de crear, de inventar, de ideas y sueños, y como puede crear cosas como el amor, la felicidad, también puede crear dolor, mientras se retuerce en aquellos recuerdos, en lo que es y no es, en lo que debería sentir pero no puede, y se redescubre, en las drogas, en los hombres; en las mujeres, en el viento, y en el peor de los casos, en los hospitales psiquiátricos donde no tienen mas remedio que respirar, y buscar la calma y paz mental que nunca existió, que nunca tuvieron, y que en aquellos momentos donde pudieron saborearlo, con la punta de la lengua, donde estaban a punto de lograrlo, donde la vida parecía a su favor. Empieza a llover, se derrumba, la costumbre le quema, perpetuamente, y vuelven al dolor; al sufrimiento, pero si la mente esta tranquila, si se sienten cómodos, el dolor, no duele; pero les gustaría que les doliera. Al menos para sentir algo más, que desprecio.
Tal vez…escriba una segunda parte de esto, de las cosas que observo.