Un presentimiento.
Lo siento por ella, es decir, de verdad necesitaba ayuda.
No me había dado cuenta de que mi amiga me necesitaba, hasta que decidió saltar aquel día, en aquella edición de 23 pisos, terminando así con su vida, supongo que en todo caso no éramos tan amigos, de haberlo sido lo habría podido notar antes, y no fue así.
Nunca me he considerado una persona muy sensible, de hecho, a veces hasta creo que no tengo sentimientos o que los mismos han desaparecido con el paso del tiempo y con los errores, habría que ser un poco mas cuidado con las palabras.
Había recibido un mensaje unos minutos antes, pero fui ciego, y no leí su llamada de auxilio, algo curioso son los síntomas de “alerta”, es el modo de que nuestro subconsciente le dice a los demás que necesitamos ayuda, pero no todos lo notamos al tiempo, como en mi caso.
La veía deprimida a veces, pero pensé que pasaría por si solo, es decir, todos emos estado deprimidos a veces, y no por eso nos emos matado; y ahí cae el error de mi pensamiento, el creer que todos somos iguales, el creer que cualquier persona va a reaccionar a algo de mi mismo modo, para colmo, tengo la decencia de ofenderme cuando las cosas no son del modo que uno esperaba, o cuando la persona no interpreta de mi mismo modo. La interpretación podría ser otro gran punto importante, algunas personas verían el suicidio como un acto de fe, otros como un acto de cobardía, si te mueres ahí acaba todo, y puedes estar “tranquilo”, supongo.
Pero ahora que no esta pienso, que si en medio de la calle, en el cielo, en la lluvia, y en la penumbra, habría deseado decirle mas cosas, mas muestras de cariño, mas, siempre más, siempre se puede hacer más. Si le hubiera tendido mi mano a tiempo, la habría podido coger, pero para cuando respondí aquel mensaje, era demasiado tarde.
“¿Estas bien?”
Ese había sido el último mensaje que había recibido de ella, inclusive en esos momentos se preocupaba por mí, yo, que estaba demasiado ocupado quejándome de mis propios problemas, que tenían fácil solución.
— ¿Por qué lo hizo si lo tenia todo?
Dijo la madre, imagino que era una pregunta al aire, mientras se mostraba nerviosa por todo lo acontecido, pero no por nada en particular, sino por si sus hermanos decidían imitarla, ¿tan mal estaba la situación en casa?
— Lo lamento, familia X.
Les dije, totalmente convencido de mis palabras, y ellos solo me sonrieron, negando con la cabeza, dándome alguna que otra palmada.
Hay gente que oculta tan bien el dolor, que no se si realmente se preocupan por las personas o si nada mas son muy buenos fingiendo, ¿Por qué no llora?, aunque yo no sé qué pasara detrás de las paredes que abrazan su hogar, solo conozco la mía, y mis marcas.
Me marche nuevamente a mi casa, donde me quede pensando en todo y en nada.
— Fue todo culpa tuya, no debiste gritarle por lo del embarazo
— ¿Y que querías que hiciera, ahora eres la madre del siglo?
Segundos después, los jarrones, empezaron a golpear el piso, la cerámica se rompía en trozos que luego no volverían a la normalidad, el silencio era como un aire fuerte, pesado e incómodo; las luces eran oscuras, y las paredes que alguna vez parecía que estaba pintadas de color salmón, se habían vuelto rojo sangre.
— Ya están peleando de nuevo.
— ¿jugamos una play?
— ¿nuestra hermana a muerto y quieres jugar a la play?
El sonrió, mientras el otro lloraba, lloraba tanto que le dolía, al contrario, quien también empezaba a llorar.
La normalidad era un recuerdo olvidado, el futuro era totalmente incierto, y el miedo constante, era cada vez más real.