El azar, el destino o quizá el viento trajo hasta el blog este fuerte poema que lleva el sello del poeta español, José Miguel Ullán que murió, en Madrid, en 2009 y que aún hoy cuenta con una gran cantidad de seguidores del otro lado del Atlántico...
Julio Cortázar afirmó que "dentro de una producción en la que suelen hacerse sentir demasiado las influencias y las corrientes a la moda, la poesía de José-Miguel Ullán se aparta resueltamente de lo trillado, incluso a riesgo de sorprender o escandalizar, y se sitúa en un nivel individual que le da su acento más profundo y valedero".
José Miguel Ullán nació en Villarino de los Aires (Salamanca) el 30 de octubre de 1944. En Madrid inicia estudios de Ciencias Políticas, Ciencias Sociales y Filosofía. En 1966 se exilia en París, donde sigue cursos en la École Pratique des Hautes Études con Pierre Vilar, Roland Barthes y Lucien Goldmann, y donde trabaja en la ORTF, dirigiendo las emisiones en castellano de France Culture.
Diez años después de su partida Ullán logró volver a Madrid, y ufe en 1976 que se incorpora a Ediciones Rayuela y desarrolla una intensa actividad en medios como El País, Radio Nacional o Televisión Española; subdirector de Diario 16, funda el memorable suplemento Culturas. Su trayectoria periodística está marcada por el sello de la singularidad, por un efecto de profundidad y dilatación en el que caben la ligereza, el humor y la ironía: el programa televisivo Tatuaje o la recopilación de columnas de El País en el libro Como lo oyes (Articulaciones) serían buen ejemplo de ello. Por otro lado, Ullán, co-autor de libros con artistas y notable conocedor del arte contemporáneo, ha organizado numerosas exposiciones; entre sus ensayos sobre arte, destaca el volumen Tàpies, ostinato.
Ullán además de dedicarse a la literatura y a la difusión cultural mostró su perfil de artista plástico y tras su muerte se dieron a conocer sus obras en una muestra realizada en la Casa Encendida. Según Ángeles García, en una nota publicada en El País, cuando "se le atascaba la escritura, pintaba. Con la pluma o con las acuarelas esperaba la vuelta de la inspiración". Así nacieron algunas de las genialidades plásticas que lo muestran como un artista integral.
Fuentes: Revista de Letras y Diario El País.
Al abrigo del viento sólo hay muerte
todo vuela viajero pez o espada
nada decae brote o flor te engañas
el cuerpo cae pero dueño empero
de otro saber
caer caer
no reo
de alguna nube levadiza tala
escritura y razón
oh red
ondean esculturas
salta al cielo
para caer
caer en otro amor y pende
ángel del hilo del olvido que
al abrigo del viento sólo hay muerte
En la laguna habita nuestro espíritu.
Dibuja:
aguas arriba, el humo;
aguas abajo, el fuego.
Tu sueño halla en el fondo la salida: el eclipse total.
Entrad, entrad desnudos en la última noche de la nieve
enemiga.
Dichoso será aquel que se prolongue
y en medio de las llamas no se encienda. entrad, entrad
cayendo como las dinastías.
La sangre
ofrece un nombre
a lo siempre anterior.
Mediodía del cuerpo transparente
deja el imán para el otoño dicho
penetra hasta el cristal confía
en el asombro que atraviesa el aire
signo intocable dilatado asilo
Si has llegado hasta el trono, multiplica tu fe. Inmutable,
sé infiel al escarmiento de la cera.
Aquí, en el altivo campo de las ofrendas, una mano despoja y
reconoce las ardientes estrellas que florecen cuando toda
escritura se apaga. Así es mi canto: ausencia.
José Miguel Ullán
(Al abrigo del viento sólo hay muerte... De "El jardín de Damasco")