Al que quiere cumplir con lo que debe no le cuesta dificultad dar cualquiera seguridad que le pidan. Sancho asevera que don Quijote de la Mancha haría bueno cuanto había dicho, "y aun cuanto dijere, que al buen pagador no le duelen prendas."
Cuando don Quijote declara al Caballero del Bosque que allí estaba él mismo en persona para sustentar con sus armas a pie o a caballo, que jamás había sido vencido, el Caballero del Bosque
con voz sosegada respondió y dijo:
-Al buen pagador no le duelen prendas.El que una vez, señor don Quijote, pudo venceros transformado, bien podrá tener esperanza de rendiros en vuestro propio ser.
El mismo Sancho, al rogarle su amo que no diese tan de recio, dando lugar que unos azotes aguardasen a otros, le contesta muy formalmente:
-Al buen pagador no le duelen prendas; yo pienso darme de manera que, sin matarme, me duela, que en esto debe de consistir la sustancia de este milagro.Con este último ejemplo se demuestra que al mal pagador no le duelen las prendas más que al bueno, ni tanto.
Como puede verse en los pasajes transcritos en los números 143 y 1711 dos veces más en el Quijote y una en el Celoso Extremeño emplea Cervantes este refrán, contenido también en las colecciones de Pedro Vallés y de Hernán Núñez.