Revista Opinión

Al calor del sol, o bajo la sombra de la nube.

Publicado el 04 agosto 2016 por Fran Laviada Francisco Álvarez Arias @FranLaviada
Al calor del sol, o bajo la sombra de la nube.

Decía el fallecido psicólogo y pedagogo Bernabé Tierno en su estupendo libro Optimismo Vital, que existen dos clases de personas, por un lado aquellas que transmiten energía positiva y que él llama Personas Medicina y las que son todo lo contrario, a las que el autor se refiere como Personas Tóxicas

   La denominación nos parece perfecta para calificar a los individuos que se encuentran en un grupo o en el otro.

   Hay personas que están continuamente al Sol, que cargan la pila de su existencia con positividad permanente, con energía constructiva, están siempre al lado de la luz rebosando optimismo por todos los poros de su piel. Viven siempre en el HOY, y no se dejan atormentar por los descalabros que han tenido en un pasado que ya no existe. Tampoco se preocupan en exceso de un incierto futuro que todavía no ha llegado y saben disfrutar del momento con lo poco o mucho que cada nuevo día les trae.

   Las personas Soleadas, son las que saben tomar las riendas de su vida, se construyen a sí mismas, es decir, son los auténticos arquitectos de su existencia. Como vulgarmente se dice, transmiten buen rollo. Son amigables y saben animar a su entorno cuando la situación lo requiere, procurando mejorar el bienestar de aquellos que les rodean. Saben transformar sus experiencias desfavorables en lecciones provechosas para que les sirvan de permanente aprendizaje, y de esa forma no tropezar dos veces con la misma piedra, aunque es bien cierto, que este es un objetivo complicado que no siempre se consigue alcanzar, pues de sobra es conocido que el ser humano se golpea muchas veces con el mismo obstáculo, quizás demasiadas, antes de darse cuenta y asumir sus errores y torpezas.

   La gente que vive al Sol, siempre está dispuesta a sumar, animar, crear y crecer.

   Del otro lado tenemos a las personas que viven siempre debajo de la Nube, en esa especie de semioscuridad permanente, que solo ven el color gris, y eso, en el mejor de los casos, pues hay gente que desarrolla su vida casi de forma continua, envuelta en una especia de manto cuyo principal protagonista es el negro, para su desgracia y la de quienes conviven con ellos.

   Los Nubosos a diferencia de los Soleados, transmiten de forma permanente energía negativa. Viven anclados en el NO y su existencia es un estado de frecuente malestar ya que se sienten desgraciados, se quejan continuamente de todo y se desenvuelven en una situación que se caracteriza la mayoría de las veces por la angustia y la frustración.

   Los que tienen a las Nubes por techo, son personas que probablemente han dejado de controlar sus vidas, ya que la han puesto en manos de otros, ya sea por falta de personalidad, de iniciativa o de capacidad, e incluso por ser excesivamente cómodos. Lo que si está claro, es que no ejercen de albañiles a la hora de ir poco a poco, día tras día colocando los ladrillos del edificio de su vida.

   Si se vive envuelto en lo negativo es más fácil que las tendencias de tipo destructivo aparezcan y quienes han hecho de su vida un terreno abonado al signo menos, tienen todas las papeletas para desarrollar situaciones conflictivas con las demás personas, en especial con las más cercanas a ellos e incluso consigo mismos.

   La vida del lado de la Nube, es un ejercicio continuo de quitar y no añadir nunca. Siempre de restar.

   Los pensamientos se vuelven oscuros como la propia existencia de quienes viven así.

   Y al final nos damos cuenta de que tanto los unos como los otros, ya sean los que viven al lado de la claridad cobijados por el acogedor calor del Sol, como los que se refugian bajo la tristeza de tener siempre las Nubes por sombrero, solamente se diferencian en una cosa, que es su forma de pensar.

“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”

(BUDA)

   Cuando hablamos de personas, las verdades absolutas no existen, y por eso hay también individuos que viven pasando continuamente de un lado a otro, unas veces están al Sol y otras debajo de las Nubes. Lo importante es que se den cuenta de que lugar les beneficia más, en que sitio son más felices y a partir de ahí sepan elegir con sabiduría, que en estos casos es una cualidad fundamental para saber huir de lo que en verdad amarga nuestra existencia y nos hace ser desgraciados.

Fran Laviada

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