"La vida nos conduce a través de innumerables paisajes, cada uno nos aportará colores y sensaciones diferentes que debemos disfrutar al máximo, porque en realidad no tenemos ni idea que nos deparará el siguiente segundo..."Samarcanda
AL CALOR DEL VERANOEra una cálida noche de verano, todo acompañaba al mejor de los paseos. El cielo estaba iluminado por millones de estrellas y las buenas sensaciones dominaban el momento. El grupo sonreía, mientras un agradable paisaje desfilaba ante ellos a velocidad increíble. La ventanilla del coche había permanecido medio bajada todo el trayecto y el agradable aire que entraba por encima del cristal invitaba a una magnifica velada. Las dos parejitas estuvieron de acuerdo en que no se podía pedir más. -¡Esto es vida! –Gritó uno de ellos con espontaneo énfasis.
Fuera, los sonidos de los grillos eran la única nota discordante en el oscuro silencio.El paso del paraíso al infierno se hizo en un cruel segundo. Algo había caído encima del capó del vehículo sin previo aviso, incrustándose en la luna delantera y alcanzando a uno de ellos con brutalidad. Denis sangraba abundantemente y la brecha de la cabeza era enorme, pero el golpe en el pecho fue tremendo, decisivo. El coche se había detenido por el impacto justo después de pasar el puente de San Climent y los gritos sonaron desgarradores. Un enorme pedrusco que nadie sabía de dónde había salido era el causante del desastre. Se escucharon algunas voces en lo alto. Un puñado de muchachos se había arremolinado en el puente y contemplaba la escena horrorizada, mientras una voz se escuchó por encima de las demás. -¡Oh Dios! Le hemos dado, le hemos dado.
© Samarcanda - Ángeles