En una época en que una madre se ve obligada a abandonar a su hija; en momentos en que miles de familias se ven en la calle ante la imposibilidad de pagar su hipoteca; cuando la Sanidad y la Educación no paran de sufrir importantes recortes que, aunque resulte duro decirlo, provocarán muertes y limitarán las oportunidades de nuestros hijos… En una situación histórica de recorte global de derechos, me resulta espeluznante que haya quienes alcen la voz para protestar por la eliminación de las subvenciones del Gobierno de Canarias al Club Deportivo Tenerife y a la Unión Deportiva Las Palmas para la próxima temporada. ¡Vamos hombre!
El fútbol se ha llevado en las últimas décadas millones de euros cada año, uno detrás de otro, no sólo en subvenciones directas, sino también para la construcción de estadios de primer nivel en ciudades que no requerían de esos lujos. Los clubs, que son sociedades anónimas, siempre han recibido un trato de favor de las Administraciones públicas, a pesar de que la empresa futbolística es, al menos en apariencia, una de las más rentables del país. Han utilizado el dinero público para lucrarse y ahora que se ha acabado protestan, gritan y utilizan la más barata demagogia. Nunca olvidaré la noticia por la que supimos que muchos de nuestros ídolos nacionales, cuando ganaron el Mundial de Fútbol, pidieron cobrar en Sudáfrica para pagar menos impuestos de los que tendrían que haber declarado en España por la suntuosa prima de 600.000 euros que cobró cada uno por ganar. ¿Se acuerdan? Indignante, pero ¡Qué viva España!
Mentiría si dijera que no he pasado buenos ratos viendo algún que otro partido, tanto por la televisión, como en el estadio. Estaría faltando a mis ideas si dijera que la promoción del deporte no debe estar en los pilares de todas las sociedades. Claro que debe ocupar un lugar destacado en la vida de niños y adultos, pero no a cualquier precio y menos ahora.
Basta ya de que unos pocos hagan negocio con el dinero de todos utilizando argumentos falaces, dediquemos el dinero que se da a los clubs a fomentar el deporte base, el deporte en general, no sólo el fútbol; dediquemos estos recursos a mantener nuestro sistema sanitario y a fomentar una educación de calidad que será, sin lugar a dudas, la que nos ayudará a salir de esta crisis.