Ahondemos en estas tres premisas. Empezando por el final, la consecuencia es que debemos cuidar al máximo que enseñamos a nuestros púberes. (Niños, pa los de la LOGSE, que diría el genial Goyo) El amigo Font de Mora, en mi Valencia natal dice que lo enseñemos en Castellano, que se entiende, Valenciano, que se defiende e Inglés, que es lo que toca.
Así a priori, no suena mal, pero la duda del profesorado, los matices y los padres que pasan de sus hijos, me hacen pensar que el proyecto no es demasiado viable. Estamos en lo de siempre. El estado se mete allí donde no debiera y, quizá con buenas intenciones, crea más problemas de los que hay. Conclusión: Privatizar.
Después llega Leire, ministra del ramo de la igualdad, que tiene a los médicos desatendidos, me consta de muy buena tinta. Aquí me quedan las dos primeras premisas del principio. Cacofonía. Mis fuentes dicen que deberían ser separadas las educaciones de niños y niñas. Lo dicen psicólogos y pedagogos, del ramo vaya. A las niñas hay que enseñarles a tomar más riesgos y a los niños comunicación emocional. Todo para ser más parecidos, ya que iguales no se puede, para tener al menos igualdad de oportunidades. Y dice mi amiga (enemiga) Pajín, que no, que los que separan niños y niñas no verán subvenciones. Lo cual significa que mezclaremos los sexos en clase, y la educación no será tan buena como debiera. Subvenciones , no gracias. Con mi dinero, no. Pero si las das, mira de no meter la pata, que es lo que vas a hacer, ministra. Conclusión: Privatizar.
Privatizar: No hay subvenciones. Privatizar: Si quieres que haya mezcla, eliges tú, si quieres buena educación eliges tú. Privatizar: Yo elijo idioma. Privatizar: Poder, poder elegir. Yo pago un poco más, si de ma la renta, para que funcione el sistema de cheques, que nadie se quede sin escuela. Pero que todos puedan elegir a cual van. Cómo estudian, en qué idioma y con qué profesores. Lo malo que tiene esto señor Font de Mora, señora (¿o señorita? No tengo ni idea, ni me importa) Pajín, es que sus hijos, probablemente, estén mejor educados que ustedes. Quizá su ego no pueda resistirlo.
P.D. : De la ley de igualdad en sí prefiero no hablar, me gusta mantener un cierto tono jocoso pero educado, y si me pongo a hablar de todo lo que se oye pierdo los papeles, fijo.