Ninguna ciudad de México esta exenta de que ocurra una tragedia similar al de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora. Al contrario, algunas son más proclives a estas.
Desgraciadamente somos el país del compadrazgo y en el que los requisitos legales son solo para quien no puede costearlos a través de una prebenda, el evento mortal de la guardería ABC ni fue el primero y lo que es peor, no será el último, a pesar de la magnitud de la tragedia.
Ha causado revuelo en estos días que está por acontecer el primer aniversario de ese día que cambió la vida profundamente para las familias de los 49 niños fallecidos y para otras tantas familias en las que sus niños sufrieron quemaduras horribles, las notas donde se enjuicia a los altos dirigentes políticos.
Es hora de que dejemos de hacernos tarugos, si bien es cierto hay que dar con los responsables directos, que viven o vivían en la ciudad de Hermosillo y fueron quienes estaban obligados a supervisar las instalaciones, hay un gran culpable de la mayoría de las tragedias que nos aquejan día a día y no es necesario buscar debajo de la cama, ese gran culpable se llama: Yo, tu, el, ellos, nosotros y aquellos, los que tenemos por gentilicio la palabra MEXICANO y que permitimos que las leyes se pisoteen por unos cuantos pesos, desde la inocente multa de tránsito hasta los acuerdos celebrados por las mafias políticas que se han repartido al país vía sus instituciones.
Muchos comentarán que estos padres y niños no merecían ese final, y estoy muy de acuerdo, pero desgraciadamente les tocó a ellos, les pudo tocar a cualquier padre de familia en México, ellos tuvieron “mala suerte”, y no debe repetirse de nueva cuenta un accidente similar.
En nuestras manos está el evitar futuras tragedias, pero mientras toleremos la cultura de la ilegalidad, seguiremos como estamos, sumidos en el fango de la burocracias corrupta.
¡Ya Basta! ¿que no?
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