Todo es una paradoja, vivimos pensando cualquier cantidad de cosas al día que muchas veces no se hace realidad y otra aun si se hacen realidad poco alteran nuestras vidas, todos a nuestra manera de ver el mundo somos unos héroes para nosotros mismos, las personas aun si muchas veces obraron mal o incluso nunca hicieron algo noble se auto-convencen de que son ejemplares y que el mundo debe admirarlos por eso, como al final de cuentas siempre somos irrelevantes para la gran mayoría de las demás personas que deseamos ser importantes, muchos terminan victimándose por esto, otros se desmoralizan y se llenan de frustraciones, finalmente a otros simplemente les da igual.
El ser humano en el fondo es malvado su naturaleza es egoísta y curiosamente esto no es malo, en un mundo en donde todos tenemos algo de malos quien no sea algo egoísta termina pisoteado por cualquiera que vea su debilidad. Hay que luchar por un mundo honorable, transparente y justo, pero lo cierto es que durante nuestras vidas nos vamos dando cuenta que estos ideales son en muchas ocasiones una fantasía y que al fin de cuentas tenemos que sobrevivir en el mundo hostil que la propia naturaleza humana ha creado.
Al final de cuentas hay que ser conscientes de que por mas buenas personas que pretendamos ser muchas veces nuestra definición de buena persona puede estar errada y de ser acertada esto no nos garantiza que otros sean justos con nosotros, siendo francos pocas o incluso ninguna persona tiene los méritos necesarios para definir lo que es una buena persona, todos tenemos nuestros pecados, pero si algo podemos tener claro en cuanto a ser buena persona es que profesar literalmente una filosofía de vida de forma ciega no nos hace buenas personas, el mundo esta lleno de personas que creen que por ir a una iglesia, congregación, seminario, debate, etcétera son buenas personas, pero que en su día a día sus actitudes son perjudiciales para otras personas, esto va para religiosos, ateos, militantes políticos, amantes de algún deporte y en general todos los seres humanos pasamos en algún punto por esta etapa, es patético pero muy común que alguien se crea buena persona por el hecho de pertenecer a algún grupo, movimiento social o profesar con una fe inamovible alguna filosofía de vida.
A nuestro modo de ver el mundo siempre vemos que otros hacen cosas que podemos denominar como pecados, cuando las personas no son capaces de tolerar estas cosas negativas para ello que ven en otras personas, o se vuelven personas de doble moral que terminan siendo igual e incluso peor que aquellos que juzgan o se mortifican la vida por como otros viven la suya.
Al final de cuentas como especie somos despreciables, como individuos también, nuestra naturaleza es un asco, pero con algo de consciencia podemos corregir nuestros aspectos negativos, aprendamos que el mundo no es justo, aprendamos que no siempre tendremos la razón, aprendamos que toda persona actúa según motivos que para ella son justificados, aprendamos que todos somos diferentes y tratemos de compensar estas cosas que pueden resultarnos adversas con un modo de vivir personal que favorezca el cuidado del medio ambiente, que trate de ser honrado, justo, positivo y consciente.
Revista Opinión
Al Final de Cuentas...
Publicado el 12 octubre 2019 por Galicamilo Camilo Galindo Castelblanco @GaliCamiloSobre el autor
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