Revista Opinión

Al final de la escapada

Publicado el 12 noviembre 2022 por Manuelsegura @manuelsegura
Al final de la escapada

La muerte el pasado 13 de septiembre en Suiza del cineasta francés Jean-Luc Godard coincidió con la emisión en televisión de una película, ‘Todo ha ido bien’ (2021), en la que se aborda la problemática del suicidio asistido. Protagonizada por Sophie Marceau y dirigida por François Ozon, cuenta la historia de un hombre de 85 años que encarga a una de sus hijas que le busque la forma de morir, tras padecer las secuelas de un infarto cerebrovascular. Al final, el anciano logra su objetivo en una clínica suiza, no sin pasar por una serie de vicisitudes para salir de su país.

Godard, de 91 años, no estaba enfermo. Un familiar cercano aclaró que lo que estaba era agotado. Cierto que tenía múltiples patologías, pero el autor de Al final de la escapada hubiera podido vivir más tiempo gracias a la medicación. Su mujer reconoció que murió en paz y rodeado de sus seres queridos.

El suicidio asistido implica la entrega al interesado del material necesario por parte de médicos o enfermeras para llevarlo a cabo. Es el propio paciente el que lo ejecuta, caso distinto a la eutanasia en la que se hace necesaria la cooperación de otra persona.

Hace 30 años, el médico estadounidense Jack Kevorkian fue encarcelado por idear una máquina que facilitaba el suicidio asistido. Quedó probado que unas 130 personas la utilizaron para poner fin a su existencia. El asunto fue llevado también al cine [‘No conoces a Jack’, (2010)] por Barry Lewinson, con Al Pacino en el papel del que algunos llamaron Doctor Muerte. Kevorkian argumentó en el juicio que su única misión fue evitar un sufrimiento insoportable a aquellas personas que no tenían la más mínima posibilidad de curarse.

Una cápsula inventada por el activista australiano proeutanasia Philip Nitschke y el diseñador holandés Alexander Bannink, a la que llaman Sarco, acaba de ser legalizada en Suiza. Su mecanismo consiste en introducirse en ella, presionar un botón y que el habitáculo se vacíe de oxígeno, quedando apenas un 1% en su interior, por lo que el solicitante comienza a perder el conocimiento en pocos segundos. Tras la ausencia de oxígeno y dióxido de carbono, la persona muere en un periodo de entre cinco y diez minutos sin sensación de pánico y ahogo, según atestiguan sus inventores. 

Tanto en la práctica de la eutanasia como en la del suicidio asistido hay que tener en cuenta componentes éticos, morales e incluso religiosos. La dignidad para seguir viviendo o no en determinadas condiciones, pero también el factor físico y mental del paciente, que juegan un importante papel en este proceso. 

En marzo de 2021, el Parlamento español aprobó una ley para regularizar la eutanasia y el suicidio asistido. Salió refrendada fundamentalmente con los votos de las formaciones de izquierda. La derecha se mostró contraria, e incluso Vox anunció ese mismo día que, si alguna vez gobernaba, la derogaría. Esa misma semana, su entonces secretario general, Javier Ortega Smith, lo ratificaba en una entrevista en el Canal 24h de TVE, apostando en su defecto por los cuidados paliativos. También la Organización Médica Colegial la rechazó en su día por entender que nunca un médico debe provocar la muerte de un paciente, incluso aunque este se lo pida. El hecho de matar se asocia a un hecho accidental o negligente. Sin embargo, retirar un tratamiento de soporte vital podría asociarse a una expresión mucho más edulcorante, pero no menos concluyente: dejar morir. 

Hay quien piensa que la eutanasia o el suicidio asistido abrirán la puerta para acabar con la vida en casos no solo de pacientes terminales. El escritor francés Albert Camus estaba convencido de que el único problema filosófico verdaderamente serio en este mundo era el suicidio: «Juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de preguntas filosóficas», reflexionó el que fuera Premio Nobel de Literatura en 1957, quien también creía firmemente que el acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos.

[‘La Verdad’ de Murcia 12-11-2022]


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