Cine experimental o alternativo, carne para las salas de arte y ensayo tan en boga entre los modernillos en los sesenta; una película de Jean-Luc Godard según los parámetros que la "nouvelle vague" desarrollaba en la revista Cahiers du Cinéma desde los cincuenta. Nueva ola de cineastas que pretendían remodelar las formas cinematográficas buscando otras formas de expresión, siempre desde la admiración a los clásicos. El inicio, según cuentan las crónicas, fue esta ópera prima de Godard sobre las peripecias de un delincuente (Jean-Paul Belmondo) y su posible enamorada (Jean Seberg) en París. Como era de esperar alteró las reglas y convenciones fílmicas de continuidad, montaje y narrativas, no obstante, nadie ha de asustarse a priori si decide visionarla porque es de lectura accesible, desde procedimientos inusuales, ciertamente, pero en cualquier caso sugestiva y de primordial importancia e influencia posterior. Un hito indiscutible en la historia del cine.
Puntuación @tomgut65: 7/10