Revista Infancia

Al final, todo es igual

Por Mamade7 @consindromedown
La crianza de nuestra chica con síndrome de down sin ser especialmente difícil se va complicando. No más que la de sus hermanas que tienen esa edad horrorosa de la adolescencia y parece que esta no distingue entre 45 y 46 cromosomas.
La protagonista de este diario se va haciendo mayor y no solo en el aspecto físico con un "estirón" considerable a nivel estatura o comenzando a desarrollar ese delgadísimo cuerpecito. 
Y ese avance también se refleja en su carácter. Es simpática y muy agradable, signo inequívoco de su forma de ser, pero ya no es la niña dócil que se conformaba y a casi todo decía que si. Ahora se rebela, expresa sus deseos y lucha contra las decisiones que no la parecen justas o satisfactorias.  Nada fuera de lo normal en una preadolescente.
Pero es que nosotros padres ignorantes, pensábamos que con Teresa no iba a ocurrir. Que todo iba a ser una balsa de aceite. Que no iba a querer un móvil (que lo tiene, aunque sin linea, pero que lleva pegado a su mano igual que sus hermanas), que no iba a elegir su ropa (que poco a poco va imponiendo) y que no iba a hablar de novios, amigos, etc.
Teresa pidió a los Reyes Magos solo dos cosas, no la engañabas animándola que pidiera una muñeca o un carrito. No, ella solo quería un móvil para ella sola y una Nintendo. Maneja la tecnología que nos deja maravillados. Le gusta jugar con cochecitos, muñecas y cajas registradoras, pero también descargarse juegos de Play Store.
Hace unos días en Telemadrid emitieron el programa ESO NO SE PREGUNTA con el tema ¿Son tan felices las personas con Síndrome de Down como parecen?. Participaron varios jóvenes del colegio de Teresa y ya veis, no hay ninguna diferencia con los que tenemos los cromosomas considerados normales MISMOS SUEÑOS, MISMAS ILUSIONES.
Y me parecia intuir en lo que se va a convertir mi sexta hija dentro de unos años.
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